Federer y Zverev dieron cátedra de carisma
A Roger Federer le dicen “Su Majestad”. Puede ser un título demasiado rimbombante para alguien tan sencillo como él. Es -casi sin dudas- una de las estrellas del tenis mundial, pero es un hombre sencillo y amigable.
Revalidó esos atributos desde la llegada al Aeropuerto Mariscal Sucre hasta la noche del domingo 24 de noviembre de 2019, día en que Ecuador pudo ver su juego. Y también el día que Iván Granizo pudo conocer a su ídolo.
“Es una emoción muy grande. Roger Federer es el mejor tenista de la historia”, decía Iván, todavía con mucha alegría en su voz. Él fue una de las decenas de personas que buscaron la forma de acercarse a la carpa donde fue la rueda de prensa de Federer y Alexander Zverev. La seguridad le impedía entrar a la zona para periodistas, pero logró meter la mano con su celular y grabar un video.
Cualquier riesgo valía la pena. “Roger es un ejemplo a seguir como deportista y como persona; lo ha demostrado hoy”, recalcó Iván. Es verdad. Roger y Alexander, su compañero de viaje en esta gira por América Latina, han mostrado carisma y humildad. Rompieron los protocolos, se tomaron fotos y firmaron decenas de autógrafos.
Iván se llevó esos recuerdos. No se pudo acercar, pero lo que vio fue suficiente. Este deportista pertenece a la Escuela Ecuatoriana de Tenis en Ruedas; juega tenis adaptado en silla de ruedas desde hace cinco años. Tiene una discapacidad física y siempre ha caminado con muletas. “Jugar (en silla de ruedas) es prácticamente igual”, explicó. La única diferencia es que la pelota puede botear dos veces.
Iván y sus compañeros de la escuela también iban a presenciar el juego de exhibición Federer vs. Zverev en el Torneo Quito Mitad del Mundo. Nicolás Lapentti, padrino de la escuela, los invitó. Lapentti trajo a su amigo Roger Federer para que muestre a Ecuador sus dotes reales.
El extenista ecuatoriano fue el encargado de dar la bienvenida en la rueda de prensa y de guiarlo por la Mitad del Mundo. Roger fue recíproco y recordó que siempre le gustó jugar tenis con Nico. “Deben sentirse orgullosos de haber tenido un tenista en el puesto seis del mundo”, expresó el suizo.
Todas las charlas fueron matizadas con sonrisas y bromas. El alcalde de Quito, Jorge Yunda, dio las llaves de la ciudad a Federer y este advirtió a Sascha (Zverev) que si quiere volver a Quito, debe pedirle las llaves para entrar.
Alexander también recibió un regalo. Yunda entregó simbólicamente el árbol millón uno, el mismo que llevará su nombre. De hecho, el alemán contó que se sorprendió por la vegetación que vio desde el avión mientras aterrizaban en el Mariscal Sucre. “Se ve que es un país hermoso”.
Ambos tenían previsto enfrentarse a las 18:45 en el coliseo Rumiñahui con aforo completo; más de 12.000 personas. “No es tanta gente como en México, pero será un récord de espectadores en un partido de tenis en Ecuador”, les contó Lapentti.
“Me encanta escuchar eso. Demuestra que hay emoción por el tenis. Espero que vayan muchos niños porque aprenden del deporte”, replicó “Su Majestad”.
En la Plaza de Toros México hubo más de 40.000 asistentes. La capital mexicana fue la parada previa a la llegada a Quito, donde termina esta gira latinoamericana. Los tenistas también estuvieron en Chile, Argentina y Colombia, lugar donde no se dio el juego de exhibición por problemas internos del país del norte.
A Perú no llegaron, por eso vino Luis Antúnez, periodista deportivo del diario Trome. A pesar de que en Lima se jugó la final de la Copa Libertadores, “Roger es Roger”, exclamó Antúnez al final de la rueda de prensa.
El comunicador llegó a Quito con un desafío: entregar al suizo un chullo (gorra) cusqueño. Lo logró; el tenista lo recibió al concluir la conferencia con los periodistas. Federer y Sascha se acercaron a los presentes y posaron para las fotografías y firmaron uno que otro autógrafo. Vieron incluso los adornos hechos con rosas que hacían alusión a bolas de tenis.
Sintieron el cariño de la gente. Lo reconoció durante la charla con Lapentti. “Desde que jugué mi primer torneo en Miami a los 14 años nunca fue tan intenso como hasta ahora en la gira”, declaró ante una de las preguntas. Y adelantó que lo ocurrido en la gira son recuerdos que contará a sus nietos. “He disfrutado y he tratado de aprender de la cultura de cada país”, dijo el suizo.
En la Mitad del Mundo, Roger y Alexander aprendieron a parar el huevo en la línea ecuatorial. Federer lo intentó dos veces hasta lograrlo y Sascha muchas más.
También aprendió, quizás como en cualquier otra parte del mundo, que sus fans pueden romper el cerco de seguridad por lograr una foto o un autógrafo. Asimismo, los entusiastas seguidores ecuatorianos nunca dejaron de gritar “Roger, Roger...”, mientras él y su compañero intentaban bolear en una pequeña cancha montada entre el hemisferio norte y sur.
Se notaba que lo disfrutaban. Los ojos indiscretos que vieron cómo usaban las raquetas quedaron satisfechos de ver tenis de altura en pleno centro del planeta.
Todos quedaron contentos en el lugar. Tal vez un poco más los 17 niños y adultos de la Escuela Ecuatoriana de Tenis en Silla de Ruedas que se dieron modos para confirmar que Roger Federer es un caballero, es “Su Majestad”; es el deportista que un día dejó el fútbol por el tenis. (I)