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El Telégrafo
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El deportista permanecerá 2 años más en el alto rendimiento y luego impartirá sus conocimientos

Calle creó una escuela de ecuavóley para potenciar este deporte

Cinthia Chávez golpea el balón durante una de las prácticas que se realizan en la cancha del club Mancheno, en el sector de La Vicentina en la capital.
Cinthia Chávez golpea el balón durante una de las prácticas que se realizan en la cancha del club Mancheno, en el sector de La Vicentina en la capital.
Foto: John Guevara / El Telégrafo
03 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Fanático

Una convocatoria a través de las redes sociales, para formar parte de la primera escuela de ecuavóley, bastó para que Cristian Calle cuente con el primer grupo de jóvenes aprendices de este deporte. Cincuenta muchachos asistieron al primer llamado, motivados por las ganas de aprender y mejorar sus conocimientos en esta disciplina.

Calle es reconocido como uno de los mejores jugadores actuales en este deporte y él siente que podrá practicarlo 2 años más en el más alto rendimiento. Pero mientras eso sucede, concreta uno de sus anhelos: crear un lugar de formación integral de su actividad preferida.

El cuencano que se asentó en Quito ha ganado diversos torneos en el país y ha sido una de las figuras más relevantes de este deporte. “Yo quiero transmitir todo lo bueno que he visto en este tiempo, quitar las cosas malas y resaltar los valores del ecuavóley”.

Los más jóvenes son los que más se han interesado en el deporte y por eso se han integrado rápidamente a la escuela. Algunos cuentan con una mayor experiencia, mientras que otros ingresaron con apenas unos pocos conocimientos.

Sin embargo, eso no ha sido un obstáculo para captar las enseñanzas y fundamentos de la mano de Calle. Las edades de los asistentes oscilan entre los 13 y los 23 años de edad. Dentro del grupo se destacan 4 mujeres.

Una de ellas es Cinthia Chávez, de 17 años. Desde hace 2 meses asiste a las clases que se imparten en la cancha del club Mancheno, en el barrio de La Vicentina Alta. Ella empezó a jugar ecuavóley motivada por su familia hace 3 años, pero en este par de meses logró mejorar su técnica y su dominio del balón.

Pero la intención de Calle no es solo que sean buenos deportistas, sino realizar una formación integral. Una condición para que los aspirantes formen parte de la escuela es que estudien, ya sea en los colegios o en universidades. “Es también un aprendizaje de valores, de saber llevar a un niño de 13 años y enseñarle bien. Este deporte ha estado contaminado por mafias, apuestas y queremos que los deportistas sean rectos”, agregó.

Cristian Calle (der.) es el creador de la escuela de ecuavóley y es uno de los deportistas más reconocidos en la actualidad por sus logros. Foto: John Guevara/El Telégrafo

El ritmo de las enseñanzas trata de ser distinto. Es decir, que a los deportistas se les enseña a jugar en todos los puestos: servidor, volador o colocador. La idea es que todos sepan cómo jugar en cada posición y sepan el sacrificio de cada lugar. Puede suceder, en algún partido, que el volador se lesione y quien lo supla no esté bien preparado para ese puesto. Pero con los conocimientos básicos sí podrán hacerlo de forma idónea.

Ese proceso, de saber actuar en cualquier espacio de la cancha, no es sencillo y lleva tiempo. Pero como son jóvenes, aquello se simplifica por su capacidad de adquirir rápidamente los conocimientos.

“Yo siento que he ganado mucho físicamente desde que estoy aquí, no solo en la parte técnica del deporte. Ahora sé ganchar y saltar mejor, además de que he perdido peso”, dijo Dylan Flores, de 18 años, sobre su experiencia en la escuela.

Él asiste desde hace 4 meses, pero desde el año pasado ya se interesó en el ecuavóley por sus amigos del colegio. Ahora asiste los martes, los jueves y los sábados para entrenar por 2 horas diarias. La práctica se inicia con un calentamiento especial que siempre ha realizado Calle en su etapa de jugador y se prioriza el aspecto físico, antes de empezar a tocar balón.

El aspecto competitivo no es una prioridad sobre todo para los asistentes más jóvenes. La escuela plantea que entre los 12-13 años al deporte se lo vea como un juego, como algo recreativo.

Mientras que los más grandes sí tuvieron su primera prueba en uno de los torneos nacionales que se realizaron en la capital. No pasaron de la primera ronda, pero esa experiencia, de enfrentar a los mejores y conocer su nivel, les sirvió mucho para mejorar.

“Ya vivieron lo que es jugar en una cancha histórica, como es la del coliseo Julio César Hidalgo. Quedamos muy contentos con su rendimiento, porque algo así suma mucho para ellos que están empezando”, dijo Calle.

El deportista no está solo en la tarea y tiene la ayuda de Marco Fernández, graduado en educación física. Él lo respalda en la labor sicológica y en conjunto, con los conocimientos de Calle se complementan para mejorar la enseñanza.

La escuela está cerca de legalizarse en el Ministerio del Deporte para que la labor de Calle pueda crecer con la intención de potenciar el ecuavóley. (I)

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