Aclimatación en casa
Aclimatarse a las condiciones que se encuentran en la cumbre de una montaña desde casa es lo que buscaron los escaladores ecuatorianos Carla Pérez y Esteban Mena, con el simulador de altura.
En las actuales circunstancias, en las que el estar encerrados en cuarentena es una medida para evitar el contagio del covid-19 (coronavirus), los montañistas nacionales idearon maneras para mantenerse en forma y no perder la adaptación a las cimas.
La máquina que utilizan es una cámara de hipoxia que no tiene que ver con las hiperbáricas que quitan la presión atmosférica.
En cambio, lo que hace el instrumento con el que trabajan Pérez y Mena es “que exista menos oxígeno para el cuerpo y las semanas de tratamiento que uno escoja para entrenarse van a permitir que sintamos menos estragos al momento de volver a la actividad, dijo a EL TELÉGRAFO Mena.
Con esta preparación el deportista puede aclimatarse hasta los 5.000 o 5.500 metros. Esa base ayuda a reducir el tiempo (unas dos semanas) de aclimatación antes de realizar una expedición por ejemplo al Everest, de 8.848 msnm.
La utilidad de la cámara se mide en que, desde su hogar, los expedicionarios que quieren coronar una cima en un corto periodo pueden ahorrarse dos o tres semanas de aclimatación usando este aparato.
Mena comentó: “ahora como estamos en la cuarentena no hay que salir de casa y tampoco ir a la montaña como lo hacía regularmente; la estoy utilizando durante una o dos horas y con una saturación de menos de 60 o 70%, que es lo que experimento a unos 5.00 o 6.000 metros”.
Y añadió: “entonces estoy alistando mi cuerpo para que cuando pase el aislamiento de ley vayamos a una expedición”.
En el país no existen muchos sistemas hipóxicos y para obtenerlos Mena recibió ayuda de Gisela Toledo, quien, con su empresa, Sport Six, le prestó el artefacto para que lo utilice durante las semanas que los necesite en su preparación.
Para el andinista la persistencia es la clave en el uso de este sistema.
“Por ejemplo en el 2017 guié una expedición en la que subimos dos cimas de 8.000 m (el Everest y el Cho Oyu) en dos semanas. Para cumplir con ese reto fue clave que mis escaladores usaran esta cámara durante ocho semanas”, contó.
De su lado, Pérez comentó que esta forma de entrenar les da la sensación de estar en la altura de una cima y esto “nos va a permitir que una vez terminada la cuarentena y podamos salir no necesitemos adaptarnos tanto a la falta de oxígeno que se presenta en superficies altas, sino como que nuestros cuerpos ya van a estar relativamente aclimatados”.
Además de entrenar con la cámara de hipoxia, los escaladores trabajan en la forma física y están muy activos, dentro de lo que cabe.
“En la casa hacemos varios ejercicios en los que utilizamos nuestro propio peso, así como contamos con un pequeño muro de piedra que es parte de la construcción de la casa donde realizamos movimientos de escalada”, admitió Pérez, quien extraña la montaña.
En cuanto al calendario, la epidemia afectó el cronograma de expediciones que tenían. “Justo esta semana debíamos estar en el Everest, guiando a un grupo, y luego en mayo planeamos estar en Perú, para otra expedición, luego en Pakistán y nuevamente en Nepal, pero estos planes se postergaron”. A pesar de eso Pérez y Mena se conservan positivos y trabajan en proyectos que les permitan crecer como escaladores y aportar en algo a la sociedad.
Entre esos planes está descubrir una nueva ruta en el Everest. (I)