Se implementan acciones para proteger el único arrecife del archipiélago de Galápagos
A través de varios monitoreos realizados en el arrecife Wellington de la isla Darwin, en Galápagos, la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG) determinó que existe la presencia del alga Caulerpa chemnitzia, la cual en los últimos diez años ha presentado un comportamiento negativo en este sitio.
El alga forma una densa alfombra que se ancla al substrato y crece sobre colonias de coral de cualquier especie, así́ como también sobre esponjas, corales blandos y otros organismos, alterando la dinámica ecológica debido a la disminución de la entrada de luz solar, insumo necesario mantener con vida los corales.
Frente a este escenario, en el año 2021 la Autoridad Ambiental inició un plan piloto para evidenciar el impacto del alga sobre el arrecife y aplicar estrategias de control que ayuden a minimizar su efecto sobre los corales. Durante el 2022, la Dirección del Parque Nacional Galápagos continuó con el monitoreo y desarrolló técnicas de manejo para buscar un método de control.
A mediados de ese año se implementó la extracción manual sobre la superficie cubierta y succión mecánica del material retirado. Este año se planifica la aplicación de este método para evaluar su beneficio y posible práctica a gran escala.
“Pocos meses después de la primera extracción, en diciembre, revisamos la zona donde el alga había sido extraída y observamos que había recuperado espacio nuevamente en el área ya controlada. Este hallazgo nos da ciertos indicios de la rapidez con la que puede crecer el alga si las condiciones son apropiadas; por ello estamos enfocando todos nuestros esfuerzos y recursos en combatir esta especie”, señaló Jenifer Suárez, guardaparque Responsable del Proyecto.
La DPNG continuará con los monitoreos y experimentos técnicos a fin de establecer protocolos para el manejo de esta especie en el arrecife y en otras áreas de Galápagos donde se evidencie comportamientos similares con esta u otras especies. Este proyecto es posible gracias al apoyo financiero del Fondo para Control de Especies Invasoras de Galápagos (FEIG) y asesoría técnica de la Fundación Charles Darwin (FCD).