La tradicional Plaza Grande es punto de encuentro de personajes quiteños icónicos, personalidades que se han apropiado del sitio convirtiéndolo en un lugar de encuentro y tradiciones. 

En entrevista con El Telégrafo, uno de los fotógrafos con más tradición en la plaza habló sobre su trabajo. Vestido con camisa blanca, pantalón de tela, sombrero y gafas oscuras, Jaime Rodríguez, de 77 años, va a la plaza a ofrecer fotografías desde que tenía 14 años, cuando su tío fotógrafo le enseñó laboratorio.

“Había que saber química por los componentes de las fotos a blanco y negro; se utilizaba sulfito, metol, hidroquinona…”. 

Su primera cámara fue una ‘Regula’, luego se pasó a una ‘Yashica’. “Tenía unas 50 cámaras, si no son más”. 

Jaime recuerda cómo era el movimiento en aquellos primeros años. “Nosotros ganábamos más que un oficinista, a uno le sobraba el dinero, no había muchos fotógrafos en la ciudad… solía ir a los colegios a tomar fotografías cuando los presidentes visitaban a los estudiantes, a veces sólo trabajamos dos veces a la semana y ya teníamos para ir a los cafetines o a las fogatas que se hacían en la Carolina. Era una vida bohemia”. 

Antes las fotografías debían ser tomadas hasta llenar el rollo, luego se revelaba en un cuarto oscuro, se enumeraban y sacaban muestrarios chiquitos con la numeración, así el cliente escogía cuáles, cuántas y en qué tamaño.

¿Por qué continúa viniendo a la plaza?

Es tradición venir. Aquí se encuentran  muchos compañeros fotógrafos y amigos contemporáneos. “Así la vida es más pasajera porque si no encerrados todo el mundo, al menos a estas alturas de la vida… se estresa uno metido en la casa”. Aquí vienen turistas extranjeros y nacionales pero nuestros clientes son más ecuatorianos.

¿Cómo ve ahora la profesión de ser fotógrafo?

Estamos en las últimas, a esta altura no hay como cambiar de profesión, lo bueno es que uno no depende de nadie, toda mi vida independiente, excepto cuando estaba en cedulación porque no había fotógrafos que cedulen, y para brigadas móviles, prácticamente fui obligado.

Jaime cuenta que ahora las fotos las cobra a USD 2,50 y son entregadas de inmediato, ya que  porta su propia impresora en la maleta.  Antes cobraba 10 postales por 3 sucres, y en bodas, bautizos fácilmente tomaba 100 fotografías.

Rodríguez llega a las 10:00 de la mañana y se queda hasta las 4:00 pm, después del cafecito que se toma con sus amigos.