Los páramos también afectados por sequías e incendios ¿Por qué protegerlos?
La sequía y los incendios también han afectado los páramos en los últimos años en Sudamérica. En abril, por ejemplo, un flagelo arrasó más de 300 hectáreas de las montañas que surten de agua al nororiente de Colombia.
En aquella ocasión se perdieron más de 300 hectáreas del páramo, que equivale a 56 canchas de fútbol.
En Colombia, al igual que en Ecuador, los páramos son una de las principales fuentes de agua. Christian Villamarín, docente de la Universidad de la Américas (UDLA), explicó que los páramos funcionan como una especie de esponjas que retienen o almacenan el agua y la van soltando poco a poco hacia los ríos y demás zonas bajas.
Sin embargo, los páramos requieren, entre otros, de lluvias para mantenerse y cumplir con su objetivo de almacenar el agua. “Nos ayudan a que no nos quedemos sin agua”, indicó Villamarín.
Acciones para cuidar los páramos
El Fondo para la Protección del Agua (Fonag) y la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) han trabajado durante 24 años en la restauración y conservación de 150.000 hectáreas de páramos.
Pese a los esfuerzos, las lluvias no se han hecho presentes. El Municipio de Quito informó, días atrás, que por la falta de precipitaciones se afectó la cuenca del río Pita que sirve a la Planta de Puengasí.
“Esta fuente es la más frágil ya que no tiene un embalse y la única forma de mantener el agua es gracias a las acciones de conservación. Ahí, la Epmaps tiene 11 mil hectáreas de conservación. En este caso, la Empresa dispuso un racionamiento del servicio que afecta al 4,8% de la población”, indicó el cabildo quiteño.
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— El Telégrafo Ecuador (@el_telegrafo) September 26, 2024