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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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Hombres a los 40 años, lo que debe saber sobre el cáncer de próstata

Hombres a los 40 años, lo que debe saber sobre el cáncer de próstata
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Un número que para muchos hombres activa las alarmas de la salud: los 40 años. Aunque el cuidado del cuerpo debe ser permanente, los malos hábitos alimenticios, falta de ejercicios o descuido pueden traer consigo consecuencias y complicaciones que podrían incluir intervenciones quirúrgicas.

Sin embargo, existe una parte del cuerpo masculino en especial que a todo hombre preocupa y que, lastimosamente, solo se la toma en cuenta a partir del ‘cuarto piso’: la próstata.

Este órgano se sitúa justo debajo de la vejiga y delante del recto. Tiene el tamaño aproximado de una nuez y envuelve a la uretra (el conducto por donde se vacía la orina de la vejiga). La función de la próstata es producir el líquido que forma parte del semen.

No obstante, la falta de cuidado y de cuidados preventivos provoca en que la próstata aumente su tamaño y, en ciertos casos, pueda derivar en cáncer, una enfermedad que en Ecuador se lo detecta, en el 70 % de los casos, forma tardía y en etapas avanzadas. Según datos de Solca el 54 % se detectaron en fase dos, mientras que el 19 % en fase 4.

Pero, ¿qué es el cáncer de próstata?

Esta enfermedad se produce en el momento que las células mutan y empiezan a multiplicarse de forma descontrolada, provocando que las células cancerosas se formen en los tejidos de la próstata. Este tipo de cáncer crece con mayor lentitud lo que significa que cuando aparecen los síntomas, el cáncer puede ya haber avanzado.

Este mal es común que se presente en los hombres a partir en 50 años, no obstante, expertos recomiendan realizarse exámenes preventivos a partir de los 45 años, sobre todo cuando existen antecedentes familiares de esta enfermedad.

Síntomas

  • Problemas para orinar
  • Urgencia frecuente de orinar, especialmente en la noche
  • Chorro débil de orina o con interrupciones
  • Dolor o ardor al orinar
  • Sangre en la orina o en el semen
  • Eyaculación dolorosa
  • Dolor molesto en la espalda, en las caderas o en la pelvis.

En caso de que este tipo de cáncer no se controle, puede esparcirse a los ganglios linfáticos de la pelvis o  puede extenderse por todo el cuerpo; es probable que se extienda a los huesos por lo que el dolor en los huesos, especialmente en la espalda, puede ser un síntoma de cáncer avanzado de próstata.

Sobre esta enfermedad, especialistas del Instituto Nacional del Cáncer han establecido ciertos factores que aumentan el riesgo a que se genere, entre ellos están: la edad, la raza, antecedentes familiares y la alimentación.

Edad: Los hombres que tienen 50 años o más tienen un riesgo mayor de cáncer de próstata.

Raza: Los hombres afroamericanos tienen el máximo riesgo de cáncer de próstata—la enfermedad tiende a empezar en edades más jóvenes y a crecer más rápido que en hombres de otras razas. Después de los hombres afroamericanos, el cáncer de próstata es más común en hombres blancos, seguidos de los hispanos y de los hombres indígenas americanos. Los hombres asiáticos estadounidenses tienen los índices menores de cáncer de próstata.

Antecedentes de familia: Hombres cuyos padres o hermanos han tenido cáncer de próstata tienen dos o tres veces más riesgo de cáncer de próstata que hombres sin antecedentes familiares de la enfermedad. El hombre que tiene tres miembros inmediatos de la familia con cáncer de próstata tiene cerca de 10 veces el riesgo de un hombre que no tiene antecedentes familiares de cáncer de próstata. En cuanto más jóvenes son los parientes del hombre cuando tienen cáncer de próstata, mayor será su riesgo de padecer la enfermedad. El riesgo de cáncer de próstata parece también ser ligeramente mayor para hombres de familias con antecedentes de cáncer de seno o mama.

Dieta. El riesgo de cáncer de próstata puede ser mayor para hombres que consumen dietas con alto contenido de grasa.

Es por ello que expertos en salud recomiendan que los hombres se realicen exámenes de detección a partir de los 45 años. Que mejoren su alimentación evitando el consumo de grasas y a no tener una vida sedentaria. Realizar actividad física puede terminar siendo una ayuda para la prevención de esta y otro tipo de enfermedades.

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