Vicepresidente egipcio dimite; cifra de muertos sube a 149
El vicepresidente de Relaciones Exteriores de Egipto y premio Nobel de la Paz, Mohamed El Baradei, anunció este miércoles que presentó su dimisión tras los disturbios de las últimas horas en el país, que se desataron por la operación de las fuerzas de seguridad que desmantelaron las acampadas de los islamistas en El Cairo, causando decenas de muertos y heridos.
"Se ha vuelto difícil para mí seguir asumiendo la responsabilidad de decisiones con las que no estoy de acuerdo y cuyas consecuencias temo", escribió en su carta dirigida al presidente interino, Adly Mansur.
El Baradei deplora los muertos, "sobre todo porque creo que habrían podido evitarse". "Desgraciadamente, quienes van a ganar con lo ocurrido hoy son los grupos extremistas que llaman a la violencia y al terror", añadió.
El exjefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y figura de la oposición laica había sido nombrado a comienzos de julio vicepresidente encargado de las relaciones internacionales.
Estado de emergencia y toque de queda
Los enfrentamientos registrados este miércoles obligaron al gobierno interino implementar un estado de emergencia en todo el país durante un mes, lo que implica también la orden a las fuerzas armadas para que ayuden al Ministerio del Interior a resguardar la seguridad.
Además, el gobierno declaró el toque de queda en 12 provincias, a partir de las 19:00 hasta las 06:00 (hora local), también durante 30 días. La medida se aplica a El Cairo, Giza, Alejandría, Beni Sueif, Menya, Asiut, Sohag, Beheira, Sinaí del Norte y del Sur, Suez e Ismailiya.
Tras semanas de amenazas, la Policía irrumpió hoy en las plazas cairotas de Rabea al Adauiya y Al Nahda, los bastiones de los seguidores del depuesto presidente Mohamed Morsi.
Se eleva cifra de muertos y heridos
La cifra de víctimas es todavía confusa. El Ministerio de Sanidad confirmó la muerte de al menos 149 personas y 1.403 heridos. Mientras los Hermanos Musulmanes cifraban en hasta 600 el número de víctimas mortales.
"Las muertes son tanto de policías como de civiles. Estamos esperando obtener más detalles", dijo el portavoz del ministerio, Hamdi Abdel Karim.
También se ha confirmado el fallecimiento durante los enfrentamientos de dos periodistas: Mick Deane, un camarógrafo del canal de televisión británico Sky News, que recibió un disparo; y la egipcia Habiba Ahmed Abelaziz. Otros reporteros y fotógrafos resultaron heridos.
Helicópteros de las fuerzas del orden sobrevolaban las zonas de las acampadas, donde se oían disparos, mientras que las avenidas principales de las proximidades fueron bloquedas con tanques del Ejército y alambradas de espino.
Al conocerse lo ocurrido en El Cairo, los Hermanos Musulmanes llamaron a sus partidarios a manifestarse. Miles de islamistas tomaron las calles en distintas ciudades del país, lo que derivó en disturbios con las fuerzas de seguridad y en ataques contra comisarías, edificios gubernamentales e iglesias, entre otros.
Ante esta escalada de la tensión, el Gobierno egipcio amenazó con hacer frente con "toda la dureza y firmeza" a los ataques contra propiedades públicas y comisarías.
También se decidió cerrar sitios turísticos en El Cairo y Alejandría, como las Pirámides de Giza y el Museo Egipcio.
Condena internacional
La comunidad internacional ha sido unánime en su llamamiento a la contención de todas las partes. Los gobiernos turco e iraní llamaron a detener la "masacre" de la población y advirtieron de la posibilidad de una "guerra civil" en el país.
En los países occidentales la condena es más moderada. La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, pidió "la máxima moderación posible" y que los egipcios "eviten nuevas provocaciones", mientras el presidente del parlamento europeo, Martin Schulz, consideró que las muertes en El Cairo "no son aceptables".
El jefe de la diplomacia británica, William Hague, dijo estar "profundamente preocupado por la escalada de violencia" en el país árabe. Francia también advirtió del peligro de un "uso desproporcionado de la fuerza", mientras Alemania abogó por "reanudar inmediatamente las negociaciones" para evitar "un nuevo baño de sangre".
Estados Unidos, que evita usar el término "golpe de Estado" para no verse obligado a cortar la ayuda militar de 1.300 millones de dólares anuales a Egipto, señaló que conviene a todas las partes que persigan una reconciliación. Pidió que se respeten los derechos humanos.
De su lado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, deploró "que las autoridades egipcias hayan decidido utilizar la fuerza", y solicitó "a todos los egipcios concentrar sus esfuerzos en la promoción de una reconciliación auténtica".