La nación bolivariana puso en órbita su segundo satélite, el Miranda. Esta herramienta espacial permitirá capturar 350 imágenes diarias (unas 127.750 al año), que facilitarán la consolidación de un inventario del país y el acceso a la información.

Fueron cerca de 17 minutos en los que se palpó una mezcla de efervescencia con temor. En una pantalla gigante,  ubicada en la parte central de la Plaza de los Museos, en el centro de Caracas, se observaba, en recuadros, a un cohete de larga marcha, al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y a cerca de un millar de ciudadanos a la espera de la gran noticia. A las 23:50 el propio gobernante dio la buenanueva: El satélite Miranda ha desplegado sus paneles solares y está en órbita.

Las palabras fueron el detonante para que la euforia se desate -ya por completo- entre los que se reunieron para observar en vivo el lanzamiento y puesta en órbita del segundo satélite venezolano. La herramienta espacial fue llevada en una nave china desde la provincia de Sichuan y observada por millones de personas a través de la señal de los medios oficiales bolivarianos.

“No hay que ser un imperio para ser una potencia”, aseveró Chávez una vez conocido que el plan espacial había sido cumplido con éxito y, sobre todo, rescató la independencia que esta herramienta le dará al país. “Antes nosotros teníamos que pedirle a otros países que nos vendan imágenes satelitales para conocer nuestra orografía u otros datos. Eso ya no será necesario”, ratificó el Mandatario.

Mientras el Jefe de Estado dialogaba en la pantalla con funcionarios de la legación china en la capital venezolana, en Plaza de los Museos cientos se fundían en un solo festejo por el hecho. Al ver al cohete surcando y superando niveles de altura, Gabriela Quintana unía sus manos en pose de oración.

A pesar de que a su alrededor había gente gritando y en el cielo fuegos artificiales explotando, ella simplemente enfocaba su atención en lo que ocurría en la lejana provincia asiática. “No te miento, este es uno de los momentos más emotivos de mi vida. Es que hay que entender la magnitud de lo que estamos siendo testigos”, confesó Quintana, quien es una de las centenas de jóvenes venezolanos que integran la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE).

Y es que a diferencia del primer satélite puesto en órbita -el Simón Bolívar, que partió al espacio el 29 de octubre de 2008- cuyas funciones son específicamente para temas de comunicación, el Miranda tendrá una amplia gama de labores. Especialistas de la ABAE, mientras exponían una réplica de la herramienta, explicaron que el Miranda se ubicará a 639,5 kilómetros de altura, lo que le permitirá hacer tomas fotográficas más precisas del territorio venezolano.

Autoridades locales aseguran que se tendrán 350 imágenes diarias (unas 127.750 anuales) que permitirán conocer la orografía del país para desarrollar planes de desarrollo urbanístico, detectar formaciones geológicas, evaluar daños provocados por eventos climáticos (huracanes, inundaciones y deslizamientos), entre otras funciones.

Pasadas las 00:30, las informaciones desde China confirmaban el despliegue de los paneles solares del Miranda, lo que motivó aún más a ciudadanos y autoridades. El ministro de la Ciencia, Tecnología e Innovación, Jorge Arreaza, informó que 57 jóvenes se prepararon en China para poder replicar la tecnología asiática en suelo venezolano y “poder construir nuestros propios satélites”.

Terepaima Tabaré y Cecilia Perdomo fueron dos de aquellos estudiantes que estuvieron en Suchuan. Ambos aseguraron, entre lágrimas, que “la revolución llega en muchos sentidos” y que la tecnología será un bastión del “nuevo período de gobierno de Hugo Chávez”.