Desde que la pandemia llegó a Brasil, las ceremonias religiosas, al igual que todos los actos en los cuales haya aglomeraciones, fueron cancelados o reducidos.

Los velorios, que solían ser numerosos y llegaban a durar  horas, se redujeron a menos de 60 minutos, con un número máximo de asistentes de entre 10 y 20 personas, dependiendo de las reglas de cada municipio.

El cementerio Campo Santo, uno de los más antiguos de Salvador, en el estado de Bahía, es también un museo a cielo abierto por las expresiones artísticas que se pueden ver en sus mausoleos.

Además de los servicios fúnebres comunes, Campo Santo ofrece visitas guiadas dentro de un circuito cultural con la opción de contratar un guía o de realizarlo de forma independiente.

Sin embargo, la mayor demanda desde que comenzaron las restricciones por el coronavirus la tienen los velorios online.

Para acceder a la ceremonia online, en la página web del cementerio hay un paso a paso que explica desde la instalación del “plugin” hasta el registro, con usuario y contraseña, para habilitar el acceso a las tres cámaras ubicadas en la sala de velación.

Según un informe del Sindicato de Cementerios y Crematorios Particulares de Brasil (Sincep), más de la mitad de los cementerios ofrece actualmente la alternativa online, además de las ceremonias convencionales.

“Para nosotros no fue una novedad, ya que venimos implementando los velorios online desde 2001. Lo cierto es que cambió el target de la demanda. Antes este servicio era más solicitado por familias que pretendían que personas de otros estados o países pudieran presenciar la ceremonia. Hoy es más por seguridad, para evitar contagios y respetar protocolos”, dijo Milena Quise, responsable de las Relaciones Públicas del Cementerio Campo Santo.

“De esa forma, se hace una despedida digna del ser querido y todos los presentes pueden llevar adelante el luto”, dijo Gisela Dardengo, presidenta del Sincep.

“A la hora de despedir al ser querido todo cobra un valor mayor, desde quiénes están presentes en ese momento, algo que muchas personas guardan para siempre, hasta el material con el cual se forra el ataúd”, agregó Dardengo.

El especialista estadounidense en luto David Kessler, que escribió media docena de libros sobre el asunto y lideró a un equipo de la Cruz Roja que trataba con personas que habían perdido seres queridos en actos terroristas o epidemias, afirma que, según su experiencia, es necesario el uso de la tecnología para marcar presencia en los momentos más difíciles.

“La tecnología debe ayudar a conectarnos. No es lo mejor, pero es lo que tenemos hoy, en esta pandemia, para  llorar junto al otro, aunque sea virtualmente, estos velorios online son de gran ayuda”, explicó.

El padre Eduardo Carlos, quien solía celebrar sus misas en el Memorial de Santos, una de las principales necrópolis del litoral paulista, actualmente lo hace desde uno de los salones de su hogar.

“Aunque la escenografía pueda ser diferente, lo más importante es llevar una palabra de consuelo y algo de esperanza a los familiares o seres queridos en este momento tan complicado”, dice el cura.

Hasta el momento, Brasil tiene 710.887 casos confirmados y 37.312 fallecidos por el coronavirus. (I)