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Vaticano denuncia campaña difamatoria contra el Papa

Vaticano denuncia campaña difamatoria contra el Papa
16 de marzo de 2013 - 00:00

Ciudad del Vaticano.- El Vaticano calificó ayer de “calumniosas y difamatorias” las acusaciones de que Jorge Bergoglio, el actual papa Francisco, no hizo lo suficiente para proteger a dos sacerdotes secuestrados y torturados por la dictadura militar argentina (1976-1983).

“La campaña contra Bergoglio es conocida, se refiere a hechos de hace mucho tiempo y ha sido promovida por una publicación que en ocasiones es calumniosa y difamatoria. El origen de izquierda anticlerical es notorio”, sostuvo el portavoz del Papa, el padre Federico Lombardi.

Numerosos cuestionamientos sobre el papel de Jorge Bergoglio, que por ese entonces era principal de los jesuitas en Argentina, han sido publicados en el diario de izquierda Página 12 y en particular por una de sus principales plumas, Horacio Verbitsky.

Ya como arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina, Bergoglio fue citado para declarar como testigo en tres juicios relacionados con la dictadura.

16-03-13-mundo-caricatura-PapaEn una ocasión (por la justicia francesa) por la desaparición de un cura francés, en otra por el robo de hijos de desaparecidos y en la tercera por la detención en mayo de 1976 de dos curas jesuitas, Orlando Yorio y Francisco Jalics, que fueron liberados cinco meses después de sufrir la tortura de los interrogatorios de la ESMA (Escuela de la Armada).

En su declaración testimonial, Bergoglio negó haber quitado esa protección y aseguró que los sacerdotes decidieron ellos alejarse de la Compañía porque querían formar su propia congregación. Agregó que luego incluso vio dos veces a Jorge Videla y dos veces a Emilio Massera para pedir por los sacerdotes.

En su libro autobiográfico “El Jesuita”, publicado en 2010, Bergoglio también rechazó las acusaciones afirmando: “Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas”.
Según Lombardi, Bergoglio “hizo mucho para proteger a la gente” y, cuando se convirtió en arzobispo de Buenos Aires, “pidió perdón para la Iglesia por no haber hecho suficiente durante la dictadura”.

El propio padre Jalics, un húngaro afincado en Alemania, dijo ayer en un comunicado que está “reconciliado” con el pasado y que le desea la “bendición divina” al nuevo Pontífice.

“Dejé Argentina después de mi liberación. Más tarde tuvimos la ocasión de conversar sobre esos acontecimientos con el padre Bergoglio, que entre tanto había sido nombrado arzobispo de Buenos Aires”, agregó Jalics en el comunicado publicado en el sitio de Internet de los jesuitas alemanes. “Juntos celebramos una misa pública y nos abrazamos en forma solemne. Estoy reconciliado con el pasado y por mi parte considero que la historia está cerrada”, agregó.

Sin embargo, Jalics rehusó hablar sobre la actuación de Bergoglio en esa época. “No puedo juzgar el papel de Bergoglio en estos sucesos”, escribió en el comunicado.

Entronización

Mientras tanto, el Vaticano ultima los preparativos para la gran misa de entronización del próximo martes, día de San José, en la Basílica de San Pedro, a la que confirmó su asistencia el presidente ecuatoriano, Rafael Correa.

Las autoridades de Roma prevén la llegada de un millón de personas  a la capital italiana. La misa, a la que no asistirá el papa emérito Benedicto XVI, reunirá en la basílica a dirigentes del mundo, entre ellos los jefes de Estado de Argentina, Brasil y México, así como el heredero de la corona española.

Desde que fue proclamado papa, Francisco vive en una habitación de la Casa Santa Marta, donde se alojaron los cardenales que participaron en el cónclave, a la espera de que sus apartamentos en el Vaticano estén listos.

El nuevo Pontífice, primer latinoamericano en ocupar ese lugar, se reunió ayer en el Palacio Apostólico del Vaticano con los cardenales y les pidió no caer “nunca en el pesimismo” y encontrar todos los días la valentía de llevar el Evangelio a todos los rincones de la tierra”.

Francisco –que porta la cruz pectoral que siempre ha llevado, plateada, y no la tradicional cruz de oro de los pontífices- rindió homenaje a su predecesor Benedicto XVI, calificando su renuncia al pontificado como un “gesto valiente y humilde”.

El Papa recibirá hoy en la sala Pablo VI a la prensa mundial reunida estos días en Roma, aunque la Santa Sede explicó que, en principio, no admitirá preguntas. Mañana pronunciará por primera vez el tradicional Ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico.

La llegada de un nuevo Papa desató en el mundo peticiones de un cambio de rumbo de la Iglesia católica tras ocho años de pontificado de Benedicto XVI, marcado por escándalos, acusaciones de corrupción financiera y de encubrimiento de abusos sexuales a menores.

En Irlanda, la Alianza Victims Support Group pidió que el nuevo Papa “obligue a rendir cuentas” a los responsables de abusos, mientras que en Estados Unidos una víctima de abusos sexuales quiere llevar a juicio al estadounidense Roger Mahony.

Su primer gesto, en el primer día de pontificado, fue hacia la comunidad judía con una invitación a mejorar las relaciones “con un espíritu de renovada colaboración”.
Desde su primera aparición en el balcón de la Basílica de San Pedro, el papa Francisco ha impuesto un nuevo estilo, distinto al de su predecesor, el “Papa teólogo” y se ha mostrado como un religioso sencillo y carismático.

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