El nuevo diálogo que un pequeño sector de la oposición venezolana iniciará con el régimen de Nicolás Maduro es visto como un intento por separar aún más a sus contradictores, liderados por el presidente interino, Juan Guaidó, y profundizar la polarización en el país.

Por ese motivo varios países y la Unión Europea (UE) solicitaron que ese nuevo intento de acercamiento, firmado el lunes, tenga una participación más plural y una representatividad política más amplia.

El acuerdo fue suscrito, entre otros, por Henri Falcón, representante del partido Avanzada Progresista, quien fue uno de los tres “opositores” que compitieron en la elección presidencial del 20 de mayo de 2018 contra Maduro.

La UE pidió una solución política negociada como “única manera pacífica y sostenible de salir de la crisis en Venezuela”, tras el anuncio del acuerdo de una mesa de diálogo nacional.

 Los diplomáticos europeos mantienen su postura de defender el proceso de diálogo auspiciado por Noruega, que fue suspendido hace unos meses por el Gobierno.

El partido Bandera Roja, contrario al gobierno de Maduro, se desvinculó del nuevo diálogo lanzado con un sector minoritario de la oposición, luego de señalar que la persona firmante en el pacto por su organización, Pedro Véliz, no los representa.

Fuera del acuerdo están las organizaciones mayoritarias y el propio Guaidó, quien previamente se apartó de la iniciativa de negociación respaldada por Noruega y que tuvo lugar en los últimos meses con la finalidad de encontrar una salida a la crisis.

Al anunciar el domingo que estaba “agotado” el mecanismo de Oslo, Guaidó reiteró que “el régimen es el principal obstáculo para una salida política”.

La Fuerza Armada de Venezuela rechazó la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un mecanismo de ayuda militar extranjera, y pidió a los países que apoyan este pacto que midan las consecuencias que puede traer para la región.  (I)