El representante de Unicef en Brasil, Gary Stahl, pidió hoy que "el trabajo infantil no se convierta en algo cotidiano" y exigió a los ciudadanos que "denuncien estas situaciones a las autoridades".

En rueda de prensa hoy en Río de Janeiro, Stahl aseguró que en Brasil hay tres millones de niños que trabajan , "sobre todo en zonas rurales, alejadas de los estadios del Mundial".

Los datos son "muy preocupantes", dijo, y lamentó que sea "algo cultural", porque, en su opinión, "la gente ve a niños vendiendo cosas en la playa en horario escolar y le parece normal, no hace nada".

Con motivo del Mundial de fútbol, que comenzó ayer en Sao Paulo, pidió asimismo a la prensa internacional desplazada al país que denuncie esta situación con motivo del acontecimiento deportivo.

El Gobierno brasileño fue el primero del mundo en desarrollar una aplicación móvil para que los ciudadanos denuncien los casos de abusos a menores, incluyendo el trabajo infantil.

Se llama "Proteja Brasil" y ya ha alcanzado las 20.000 descargas.

La Ministra de la Secretaría de Derechos Humanos de Brasil, Ideli Salvatti, aseguró que el Gobierno brasileño quiere "aprovechar el Mundial para reforzar los derechos humanos".

Añadió que el ejecutivo de Dilma Rousseff está haciendo "un intenso trabajo para penalizar aún más los abusos de menores" y para ello se ha endurecido la legislación.

Sobre la supuesta limpieza de indigentes de las calles de las zonas turísticas de ciudades como Río de Janeiro, la ministra no garantizó que no se esté realizando.

Aseguró que su Secretaría "trabaja para luchar contra eso" y matizó que no es el Gobierno Federal quien gestiona la ordenación urbana, sino los ayuntamientos.

Salvatti también comentó las manifestaciones celebradas ayer en diversas ciudades de Brasil y les restó importancia, ya que, según ella, "no hubo más de 4.000 personas sumando todo Brasil".

Reivindicó el "derecho a manifestación de todo el mundo, siempre que no se maltrate el mobiliario urbano o se perjudique a los demás ciudadanos".