Las negociaciones con occidente deberían terminar esta semana
Un acuerdo nuclear con Irán presionaría el precio del petróleo a la baja
Los cancilleres del Sexteto y la delegación iraní volverán a reunirse hoy en Viena para continuar las negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán. Mientras tanto, la Unión Europea (UE) ha prorrogado la suspensión de las sanciones contra la República Islámica hasta el 13 de julio.
El pacto final, que se negocia sobre la base del acuerdo marco alcanzado en abril en Suiza, certificaría el compromiso de Irán a un programa nuclear limitado, de uso civil y con supervisión exterior para asegurar que no se enriquezca uranio, el combustible necesario para desarrollar armamento atómico. A cambio el país persa obtendría el levantamiento de las sanciones internacionales que se le aplican hace 13 años.
Pese a los avances y al compromiso de que durante 10 años Irán reducirá de 19.000 a 6.000 sus centrifugadoras de uranio (aparatos que producen el combustible), los delegados han admitido que no es seguro que se alcance un acuerdo para poner fin a uno de los mayores conflictos que atormenta al planeta.
El diplomático Carlos Estarellas Velásquez explica que en los últimos años Irán fue sometido a una creciente presión internacional. “Pienso que es muy peligroso y hablo de eso por los antecedentes. El 24 de noviembre de 2013, la República Islámica y las potencias del G5+1 (Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania) alcanzaron en Ginebra un acuerdo histórico. La comunidad internacional aceptó la necesidad de reconocer el derecho de Irán a enriquecer uranio, acordó atenuar las sanciones en los primeros 6 meses que esté vigente el acuerdo a cambio de que la República cumpla con las condiciones del acuerdo. No obstante, las autoridades de Irán trataron de continuar con este programa”, explicó.
Estados Unidos, Israel y la Unión Europea sospechan de que Irán se vale del programa para encubrir la fabricación de armas nucleares, aunque esta nación rechaza estas acusaciones y defiende los fines pacíficos de su iniciativa, como generar energía.
Un nudo en las negociaciones es el embargo de armas convencionales que hace cerca de 10 años la Organización de Naciones Unidas (ONU) también aplica a Irán y que no está relacionado al asunto nuclear, pues tiene otro origen y se origina por la supuesta ayuda que la República Islámica presta a grupos radicales de otros países.
En el Congreso estadounidense el general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor conjunto, expresó que “bajo ninguna circunstancia debería quitarse la presión sobre la capacidad de misiles balísticos y tráfico de armas de Irán”. El Pentágono teme que sin ese embargo puede haber una escalada en la ayuda que Irán presta a combatientes chiíes en Siria, Irak, Líbano y Yemen.
Rusia apoya la petición iraní. Ya en abril el Kremlin aceptó vender a Teherán su sistema de misiles S-300, aún no entregados. De hecho, el ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, hizo un llamado a levantar el embargo tan pronto como sea posible.
China también defiende la postura iraní, aunque al igual que los rusos, no han roto la posición negociadora del conjunto de potencias.
Al respecto, Gabriel Orozco Restrepo, experto en Relaciones Internacionales y Seguridad Internacional, estima que aunque no exista un informe oficial, la única potencia con capacidad militar bélica en Oriente Medio es Israel, y básicamente Irán lo que ha hecho - con su programa nuclear- es desafiar ese poderío, buscando un equilibrio.
“Hay muchos autores académicos que -por el año 2012- han dicho que lo mejor es que Irán desarrolle el arma nuclear. No obstante, lo que se ha buscado en esta mesa de negociaciones no es propiciar un armamento sino que Irán se frene y se conduzca por la vía civil, para que esta nación ya no se vea como una amenaza internacional”, detalla el catedrático de la Flacso.
Señala que la situación geopolítica de seguridad internacional es muy importante. “Por ejemplo, la política exterior que ha llevado la Unión Europea es un papel muy activo en la mesa de negociación y junto a la diplomacia de Estados Unidos, con el secretario de Estado, John Kerry, que ha buscado frenar ese impulso bélico de Irán han sido fundamentales. De llegar a un acuerdo la administración de Obama lo mostrará como un triunfo, un logro, aunque -de contraparte- tendría mucha desconfianza y mucha tensión de parte de Israel porque este gobierno no cree en un programa pacifista por parte de Irán”, esclarece.
Estarellas destaca que el programa nuclear pone en peligro no un estado determinado sino la civilización entera. “Los programas nucleares actuales son tan avanzados que las consecuencia de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki -de 1945- son mínimas con las que las actuales pueden generar. Considero que de darse una resolución las potencias tendrían que enfocarse en firmar un compromiso mundial para que se evite el desarrollo de este tipo de programas en cualquier nación”, enfatiza.
Al margen de este asunto, las delegaciones reunidas en Viena han cerrado ya un 96% del acuerdo, según la versión ofrecida del viceministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi.
Desde Teherán, el presidente iraní, Hasan Rohaní, aseguró que su país se preparaba para “lo que viene después de las negociaciones y las sanciones, momento en que nuestras relaciones con otros países se expandirán”.
Beneficios económicos
Irán es el segundo mayor productor de petróleo después de Arabia Saudita. Al levantarse las sanciones sobre su petróleo, a nivel internacional, se pondrá en escena un mayor flujo u oferta del crudo lo que tendría una implicación en la economía mundial.
Según Gabriel Orozco, el precio del crudo que sustantivamente ha disminuido en los últimos 6 meses se hundirá más. Esto llevará a que los países que dependen del crudo -para financiar sus presupuestos internos- tengan un impacto negativo por estas negociaciones.
“En Latinoamérica el precio del barril podría bajar de $ 50 a $ 40, incluso algunos analistas estadounidenses han hablado de cifras que llegan a los $ 30”, explica. Se estima que Teherán tiene almacenado 40 millones de barriles de petróleo que no ha podido vender.
En el caso de específico de Venezuela, Colombia, Brasil y Ecuador, países que dependen fuertemente del petróleo, detalla que posiblemente tendrá una implicación sustantiva en las políticas internas y se contraerán sus presupuestos. “Los gobiernos tendrán que hacer medidas de ajustes estructural para afrontar esta situación”, aunque muchos de los problemas en la región no son solamente por factores macroeconómicos; y, cita los ejemplos de Colombia, en los que influye el proceso de paz, y Brasil, por el tema de la corrupción en la empresa estatal Petrobras.
“Un informe del Banco Mundial decía que los latinoamericanos han logrado una agenda social y han diversificado su dependencia de las exportaciones del petróleo y eso le daba mayor capacidad de maniobra frente a crisis internacional o bajas en crisis externas. Así que no hay que alarmarse mucho”, sostiene.
En el caso específico de Ecuador que ha tenido una política de acercamiento con Irán, explica que se fortalecerá su relación de cooperación estratégica, aunque realmente no ha existido un aumento en el balance comercial, justamente por las sanciones internacionales.
Destaca que con este escenario geopolítico del siglo XXI se demuestra que el poderío de Estados Unidos sobre las naciones ya no está en escena. “Ahora existe el ascenso de otros poderes que ya no solamente quieren competir en el ámbito internacional sino desafiar. Un ejemplo claro es el grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que generan nuevas alternativas a fuentes tradicionales de financiación y esto lo que ha llevado es a revaluar las balanzas de poder tanto en los términos económicos, políticos y militares”. (I)