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En 2016 situaron LA TASA DE HOMICIDIOS en 81 por cada 100.000 habitantes

Tras 25 años de la firma de paz, El Salvador no supera la violencia

Las pandillas Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, en sus respectivas facciones. Las dos luchan entre sí declarando treguas de vez en cuando.
Las pandillas Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, en sus respectivas facciones. Las dos luchan entre sí declarando treguas de vez en cuando.
Foto: diario1.com
26 de enero de 2017 - 00:00 - Redacción y Agencia AFP

Aguilares es un municipio que es fiel testigo de la guerra que vivió El Salvador durante la década de los 80. El asesinato del sacerdote jesuita Rutilio Grande fue allí. El religioso fue abaleado el sábado 12 de marzo de 1977 cuando iba a oficiar misa a El Paisnal.

Élmer Alas, un líder religioso de este municipio, explicó al diario La Prensa que en ese tiempo miles de personas morían en el conflicto armado sin ser parte de ninguno de los bandos: la exguerrilla ahora convertida en el gobernante partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el Ejército de El Salvador, presidido por el banquero derechista Alfredo Cristiani. No obstante, el 16 de enero de 1992 ambas partes firmaron la paz en el castillo de Chapultepec, México.

“Hasta el momento no hemos vivido tiempos de paz en El Salvador. Cuando hablamos de paz hablamos de tranquilidad y no solo para un grupo de personas que firman un documento”.

La guerra civil salvadoreña dejó más de 70.000 muertos, 8.000 desaparecidos y un millón de refugiados.  

Uno de los mártires más simbólicos y emblemáticos de esta época es Óscar Arnulfo Romero, quien era arzobispo de San Salvador cuando el 24 de marzo fue asesinado por un escuadrón de ultraderecha.

Romero es beato de la Iglesia católica y actualmente está pendiente el proceso que sigue el Vaticano para convertirlo en santo.

Sin paz social

En teoría, aunque el conflicto político armado se apagó, la violencia de las pandillas, especialmente Barrio 18 y la Mara Salvatrucha, es el principal generador de muertes en El Salvador.  

De acuerdo a un reportaje de la revista Semana, estos grupos delincuenciales son un fiel reflejo de los problemas económicos y sociales que impiden que el país prospere como se esperaba tras el silenciamiento de los fusiles.

Roberto Cañas, líder y fundador político del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, indicó en una entrevista con este semanario que las causas estructurales que originaron el conflicto no se negociaron y no se resolvieron con la firma del acuerdo de paz. “Ni siquiera 25 años después se han resuelto. La desigualdad, la exclusión social siguen presentes y son el caldo de cultivo de la conflictividad social que ahora vive el país”.

En cifras fueron 5.000 muertos en 2016, es decir 14 diarios. “Hay otro tipo de violencia, una delincuencial. No tenemos paz social en El Salvador después de 25 años de la firma. No es culpa del acuerdo sino que no se han resuelto las causas estructurales”, destaca el político.

Para Élmer Arias, esta paz siempre fue ficticia y opina que la única salvación para la juventud y las familias salvadoreñas es la Iglesia.

El pastor juvenil dice que es claro que los diferentes gobiernos, tanto los de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) como los del FMLN, no han hecho nada por lograr verdaderas condiciones de paz para los jóvenes.  

Élmer dice que los últimos tres expresidentes tienen en común el fracaso de esos planes en tiempos de paz y también que han sido investigados por actos de corrupción. “Se han implementado muchos planes para poder traer paz a la población de El Salvador y creo que no lo han logrado hasta el momento, porque las autoridades siempre se enfocan en buscar su beneficio”.

Por su parte, Cañas mencionó  que la falta de gestión de los gobiernos es una de las causas que imposibilitaron que lo que quedó fijado en el acuerdo se cumpliera y agregó: “Faltó plata, la reintegración es cara. Se supone que hay que tener fondos de unas cantidades importantes para darles oportunidades de negocios a los excombatientes y que puedan tener las competencias para sacar adelante sus proyectos”.

El fundador político del FMLN, dice convencido que El Salvador necesita otro acuerdo. “Hay que crear otro acuerdo de país que vaya hacia la búsqueda de la paz social y solventar la pobreza, la desigualdad, la exclusión”.

De acuerdo a cifras oficiales, El Salvador es uno de los países más violentos del mundo por sus altas tasas de homicidios, que en 2016 se situaron en 81 por cada 100.000 habitantes.

Actualmente, el partido del FMLN  gobierna El Salvador desde 2009. “Pero el gran desafío en el país que celebró la semana pasada, 25 años de los Acuerdos de Paz, es la reconciliación nacional”, señaló la víspera monseñor Gregorio Rosa Chávez, el segundo en jerarquía de la Iglesia local, en su homilía dominical.

Carlos Ponce, criminólogo, sostuvo en una entrevista que las estrategias impulsadas no solo por el actual Gobierno, sino también por el anterior, no eran sostenibles en el tiempo porque nunca le pusieron  paro a la escalada de violencia que se ha profundizado en los últimos años. “Eran medidas para darles respuesta a problemas coyunturales de seguridad”.   

EL TELÉGRAFO se comunicó con Jorge (nombre protegido), un salvadoreño que luego de 3 años de investigaciones y de anotaciones escribió la crónica ‘Diario de un periodista en una colonia dominada por las pandillas’.  

Esta publicación, que hizo el diario El Salvador en 4 entregas, narra cómo habitan miles, tal vez millones, de salvadoreños en territorios controlados por criminales pandilleros que viven en guerra tras una firma de paz. (I)

DATOS

Las ‘maras’ fueron fundadas por salvadoreños deportados desde EE.UU. en la década de 1980 y llegaron a crecer hasta convertirse en los principales grupos criminales de El Salvador, para luego extenderse a otros países.

En 2012, tanto la Mara Salvatrucha (MS-13) como Barrio 18 suscribieron una tregua con la venia del gobierno del presidente Mauricio Funes, la Iglesia católica y la Organización de Estados Americanos.

El acuerdo, sin embargo, fue posteriormente repudiado por el presidente Salvador Sánchez Cerén y volvió a reivindicar  la política de mano dura del Gobierno.

Según cifras de Naciones Unidas, en los dos años fuertes de la tregua entre las pandillas (2012-2013), el promedio de homicidios fue de 7 por día, para una tasa de 43,3 por cada 100.000 habitantes. (I)

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