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En los últimos años su política ha influido en la moral pública

Tayyip Erdogan consolida su poder en Turquía (Galería)

El electo presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, junto a su esposa Ermine, saluda a sus partidarios. Foto: AFP.
El electo presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, junto a su esposa Ermine, saluda a sus partidarios. Foto: AFP.
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Tras casi 12 años como primer ministro de Turquía y de su triunfo el domingo en las primeras elecciones presidenciales del país, el actual primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, acaricia su sueño de mantenerse en el poder hasta 2023, cuando la República de Turquía celebra su centenario.

El 52% del voto obtenido el domingo pasado, le confiere a Erdogan no solo la presidencia sino también la legitimidad de ser el primer presidente de Turquía elegido por el pueblo, en lugar de ser designado por el Parlamento, como ocurría hasta ahora.

Tanto seguidores incondicionales como adversarios acérrimos lo tildan de ‘sultán’, no solo por su afán de revivir el ideario de la época otomana sino también por su estilo hegemónico. Es posible que Recep Tayyip Erdogan (Estambul, 1954), acumule ahora más poder que ningún dirigente de Turquía desde la muerte del fundador de la República, Mustafá Kemal Atatürk.

En su primer discurso tras las elecciones, Erdogan, que será investido presidente el 28 de agosto, prometió construir una ‘nueva Turquía’ y reconciliar a un país divido. Aunque el cargo de presidente de la República Turca ha sido siempre más bien ceremonial, Erdogan ya anunció que utilizará todas las atribuciones que le confiere la Constitución para convertirlo en un puesto ejecutivo. Eso, mientras no pueda impulsar una reforma constitucional que convierta Turquía en un país presidencialista, objetivo declarado suyo, pero imposible mientras su partido, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP) no controle 2/3 del Parlamento. Esta hipótesis podría verificarse en las elecciones generales de 2015, fecha que decidirá sobre el destino de Turquía, país que Erdogan quiere seguir liderando hasta 2023, cuando se cumpla el centenario de la fundación de la República.

Nacido en el seno de una familia modesta y religiosa, oriunda de Rize, en la costa del Mar Negro, donde pasó parte de su infancia, el joven Tayyip (bajo este nombre le conocen simpatizantes y detractores) ganaba algo de dinero como vendedor callejero en Estambul antes de ingresar en un colegio superior islamista. Mientras estudiaba la carrera de Administración y Economía, Erdogan jugaba al fútbol como semiprofesional y empezó a participar en la política en grupos anticomunistas. Con 22 años ya tuvo cargos locales en el Partido de Salvación Nacional, del carismático islamista turco Necmettin Erbakan, durante las siguientes décadas su mentor y jefe de partido en una formación reiteradamente prohibida y refundada con nuevos nombres.

Elegido alcalde de Estambul con 40 años, Erdogan se labró una fama de gestor serio y eficaz y en lugar de imponer leyes islamistas acordes con la ideología de su partido, se dedicó a modernizar las canalizaciones, la recogida de basuras, las infraestructuras y el transporte público en una megalópolis (hoy supera los 13 millones de habitantes) que sufría atascos crónicos.

En 1999, Erdogan tuvo que cumplir 4 meses de cárcel por haber recitado un poema en el que comparaba los minaretes de las mezquitas con bayonetas y las cúpulas con yelmos, tras la frase ominosa: “La democracia es solo un tren al que subimos hasta que llegamos a nuestro destino”... un ataque contra los fundamentos laicos de Turquía, según el tribunal. Pero la sentencia, junto con la prohibición de ejercer cargos públicos, no puso fin a la carrera de Erdogan sino que la relanzó: 2 años más tarde se separó de Erbakan, aglutinó el ala islamista reformadora, fundó el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) y ganó las elecciones de 2002.

Durante el primer lustro en el poder, incluso numerosos intelectuales laicos alababan la apertura de este político al que consideraban meramente un ‘conservador’ capaz de reducir el poder del hasta entonces omnipotente ejército. Pero en los últimos años, sus políticas han incidido cada vez más en detalles de ‘moral pública’. En este sentido permitió a las mujeres llevar el pañuelo islámico en cargos públicos, anunció cruzadas contra el consumo (legal) de alcohol, comparó el aborto (legal también) a una ‘masacre’, pidió que cada mujer tuviera un mínimo de 3 hijos e incluso anunció que prohibiría que jóvenes de ambos sexos compartieran piso.

Una reacción a su estilo cada vez más autoritario y conservador fueron las protestas del parque Gezi, en el verano de 2013, encabezadas por jóvenes que Erdogan tildó de ‘izquierdistas, ateos y terroristas’.

Datos

Recep Tayyip Erdogan logró el 52% de los votos, Ekmeleddin Ihsanoglu el 38,46% y el tercer candidato, el kurdo Selahattin Demirtas, el 9,80%, según los resultados en base al recuento de la casi totalidad de los votos.

La participación fue del 73,68% de 53 millones de electores, una cifra que en muchos países se consideraría alta, pero que queda muy por debajo del 89% alcanzado en las elecciones locales turcas de marzo.

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