En 2019, en un hospital de Gales se dio un hecho sorprendente. Penelope Williams, una enfermera inglesa de 42 años, cometió un chasco en su vida laboral. 

Ella estaba asignada al área de hemodiálisis y tenía asignada un paciente, quien tenía que someterse a sesiones de diálisis por su condición. Sin embargo, en enero de 2021 empezaron a tener una relación, en contra de las normas de la casa de salud; a esto se suma que ella era casada. 

Un año después, la pareja mantuvo su relación, pero una noche, pasadas las 10:30, tuvieron un encuentro clandestino en el auto del parqueadero del hospital. Luego de 40 minutos, el hombre se sintió mal y se desmayó con el pantalón caído. 

La enfermera indicó que el hombre estaba sufriendo un ataque al corazón. El problema era que no llamó a la ambulancia sino a otra enfermera. Le aplicaron primeros auxilios, pero no lograron reanimarlo. 

Minutos más tarde, llegaron los paramédicos de la ambulancia y trataron nuevamente de reanimarlo, pero no lo lograron. La causa de la muerte fue ataque al corazón y enfermedad renal crónica. 

Inicialmente, cuando le interrogaron sobre el tema, la profesional de la salud indicó que el hombre le habría contactado por Facebook y como sabía de su situación de salud acudió al llamado. Tiempo después confesó que tuvo una relación con el paciente y que quedaron en verse en el parqueadero del hospital. 

En ese marco, el consejo de salud decidió suspender a la mujer por 18 meses, tras los graves señalamientos. Rompió tres reglas: involucrarse íntima y sexualmente con el paciente; comunicarse con él por Facebook o por teléfono y sostener un encuentro fuera de su punto de atención. Además que puso en riesgo al paciente al no llamar rápido a la ambulancia.