Solicitan que no se venda videojuego que emula a miembros de ETA
El delegado del Gobierno en la región española del País Vasco (norte), Carlos Urquijo, solicitó hoy a la empresa norteamericana Valve Corporation que no saque al mercado un videojuego nuevo en el que el jugador se pone en la piel de un grupo terrorista que evoca a la banda terrorista ETA. Califica al juego llamado "Counter-Strike: Global Offensive", "es un disparate absoluto" y "una humillación para las víctimas de ETA".
El videojuego que generó la polémica es una nueva versión del original "Counter Strike", que cuenta con millones de jugadores activos.
Al igual que en el videojuego inicial, enfrenta a dos facciones, terroristas y antiterroristas, que disponen de nuevas armas y objetos como el cóctel molotov o las granadas señuelo.
El videojuego, desarrollado en colaboración con Hidden Path Entertainment, no cita expresamente a ETA pero entre las facciones de grupos terroristas que incorpora, aparece un grupo que recuerda a ETA, ya que sus miembros se cubren con capucha blanca y txapela (gorra típica del País Vasco).
Urquijo criticó que los usuarios de un videojuego puedan optar entre diversos grupos terroristas "para entretenerse" porque "ni es un entretenimiento ni es educativo".
Urquijo se refirió también a la definición que se da al grupo que simula a ETA dentro del juego, "facción minoritaria europea" y "separatista", y pidió a Valve Corporation que no lo ponga a la venta en estos términos.
"En una descripción interna del juego se les define como una facción minoritaria europea que se ha inclinado por cometer actos atroces de terror con el fin de lograr su visión nacionalista, motivado por un deseo abrumador de autodeterminación", denunció.
En este sentido, recordó a la empresa norteamericana, con sede en Seattle (Estados Unidos), que "esto que ellos consideran un juego virtual ha generado en España 857 víctimas, lo que no es para hacer bromas con ningún tipo de juego".
La banda terrorista ETA, que busca por las armas la independencia del País Vasco del resto de España, declaró el alto el fuego el pasado 10 de enero tras sufrir sucesivos golpes policiales en toda su estructura, con centenares de detenidos desde 2007 y sometida a un creciente acoso de las fuerzas de seguridad.
En sus cinco décadas de actividad ha asesinado a casi 900 personas y ha cometido decenas de secuestros y miles de extorsiones a empresarios.