Sin un solo tiro los militares se toman 3 favelas
Río de Janeiro / Brasil.-
Un detenido y trece armas de guerra decomisadas es el primer balance de la gigantesca operación militar llevada a cabo ayer por las autoridades brasileñas, sin disparar un solo tiro, para tomar tres favelas de Río de Janeiro que durante décadas estuvieron en manos de narcotraficantes.
Las favelas de la Rocinha, Vidigal y Chácara do Céu, vecinas de algunos de los barrios más acomodados de Río, fueron tomadas al amanecer de ayer por una fuerza policial de más de 1.500 hombres, apoyados por blindados y helicópteros, sin ninguna resistencia de las bandas que dominaban el sector.
La Gobernación de Río de Janeiro destacó el éxito de la "Operación Choque de Paz", que en dos horas tomó el control de las tres barriadas "sin que un tiro fuese disparado".
Según el balance preliminar, miembros del Batallón de Operaciones Especiales (Bope), cuerpo de élite de la Policía Militarizada de Río de Janeiro, que lideró la toma de las favelas, se incautaron doce fusiles, una ametralladora y una granada que estaban enterrados en una zona boscosa aledaña a Vidigal.
Entre tanto, otros policías detuvieron a un delincuente prófugo de la justicia, identificado como Igor Tomás da Silva, que aparentemente estaba bajo el efecto de drogas y buscaba atención médica.
Al comentar el éxito de la operación, el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, dijo que no fue una casualidad, sino producto de un trabajo preparado y ejecutado con la ayuda del Gobierno Federal, que prorrogó la permanencia del Ejército en las favelas del Complexo do Alemao, tomadas hace un año, para que la policía de Río pudiera concentrarse en el plan de entrada en la Rocinha.
"Nada ocurre por casualidad. Eso (la operación) fue planeado hace mucho tiempo por la Secretaría de Seguridad; hace cerca de cuatro, cinco meses, cuando le pedimos a la presidenta Dilma (Rousseff) que el Ejército permaneciese en el Alemao hasta el 31 de junio de 2012, porque con eso conseguiríamos entrar en la Rocinha", afirmó Cabral.
La rapidez con la que los policías tomaron hoy el control de las tres favelas permitió que los blindados de la Marina, que abrieron paso, se retiraran rápidamente de la zona y volviera la normalidad a los barrios recuperados por las autoridades.
A media mañana de hoy, el comercio en la Rocinha y Vidigal ya había reabierto sus puertas como cualquier otro domingo y los habitantes del sector circulaban normalmente por las callejuelas custodiadas por policías, por primera vez en décadas.
Los agentes de élite permanecerán en el sector varias semanas hasta que se construya la sede de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), un modelo que combina la presencia policial con inversiones sociales.
Desde que ese modelo comenzó a ser implantado, en diciembre de 2008, las autoridades han llevado las unidades a 18 favelas que estaban en manos de narcotraficantes, lo que ha reducido la violencia.
El estado de Río de Janeiro, uno de los más violentos de Brasil, mantiene desde 2008 una carrera contrarreloj para pacificar los barrios pobres de la ciudad, controlados por narcotraficantes y milicias paramilitares, antes del Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
Más de 1,5 millones de personas viven en unas mil favelas en Río, o sea cerca de un tercio de la población total.