Brasil redujo sus emisiones de dióxido de carbono y se ha mantenido relativamente estable en los últimos años por lo que alcanzará la meta que se fijó para 2020 por debajo de los 2.000 millones de toneladas, según un estudio divulgado el martes.

Esa meta de hecho está por encima de sus emisiones actuales -en torno a 1.500 millones de toneladas- pero fue fijada por Brasil antes de la cumbre climática de Copenhague de 2009 con base en datos del año 2002, cuando las emisiones estaban por encima de esa cifra.

Con expectativas de fuerte crecimiento económico para los próximos años, Brasil proyectó que en 2020 tendría unos 3.000 millones de toneladas en emisiones. Pero no contaba con el enfriamiento de su economía ni con la fuerte caída de la deforestación en la Amazonía, factor que se constituyó en la principal causa de la caída de las emisiones a partir de 2004.

Y aunque Brasil estará dentro de su meta, se prevé una tendencia al alza de las emisiones sobre todo porque la caída de la deforestación se ha detenido e, incluso, volvió a aumentar, según el Análisis de las Emisiones de gas de efecto invernadero en Brasil (1970-2013) realizado por el Observatorio del Clima, una entidad que reúne a una treintena de organizaciones del sector.

"A partir de 2004-2005 hubo una caída importante de las emisiones sobre todo por la caída de la deforestación. Ahora estamos en un momento de estabilidad, aunque ciertamente curiosa porque proyectamos una tendencia al alza", señaló Tasso Rezende de Azevedo al presentar el estudio en Sao Paulo.

"¿Será que ya dejamos atrás nuestros niveles más bajos de emisión?", se preguntó Rezende, coordinador técnico del Sistema de Estimaciones de Gases de efecto Invernadero del Observatorio del Clima.

Brasil redujo sus emisiones de 1.830 millones de toneladas a 1.558 millones de toneladas de gas carbónico equivalente entre 1990 y 2013, según el estudio.

Para apoyar su visión de una tendencia al alza el Observatorio plantea que todos los sectores que emiten gases de invernadero (residuos, procesos industriales, agropecuario y energía) muestran curvas ascendentes desde 1990 y seguirán esa trayectoria sostenidamente hasta 2020.

La deforestación, en cambio, es la que ha experimentado más oscilaciones con momentos de fuertes alzas y bajas, lo que incide en el conteo final.

"No podemos conformarnos. Una cosa es llegar a la meta bajando y otra subiendo", sostiene Rezende, que plantea una reducción de emisiones no sólo vinculada a la caída de la deforestación, sino también por modificaciones en las otras actividades.

Brasil no ha presentado oficialmente sus metas para la próxima XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático o 21 Conferencia de las Partes que se realizará a finales de este año en París y que buscará concretar un acuerdo mundial para reducir emisiones de gases de efecto invernadero.

El Observatorio plantea que la meta que Brasil fijó para 2020 es poco ambiciosa y presentó una propuesta de cara a la cita en París de lograr emisiones en menos de 1.500 millones de toneladas en 2020 y tan sólo de 500 para 2050.

Por actividad económica, el agronegocio y la industria son los que más emiten gases de efecto invernadero en Brasil, un líder mundial en la producción de materias primas como soja o mineral de hierro. (I)