La salida del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) ofrece a la mandataria Dilma Rousseff una oportunidad para repactar la composición de su gobierno. Así lo afirmó el ministro-jefe del gabinete presidencial Jaques Wagner. “Era un socio importante y, por tanto, su abandono abre un espacio político para conversar con los aliados que quieran seguir junto a nosotros y reconfigurar el equipo gubernamental”.

Wagner señaló que incluso podría hablarse de un nuevo gobierno que acompañará a Rousseff en el resto de su mandato constitucional, que concluirá en 2018. “Creo que la decisión de ellos (del PMDB) llega en buena hora”. La reconfiguración  contará con la participación del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que espera el veredicto del Supremo Tribunal Federal para asumir la jefatura de la Casa Civil. “Él es siempre un buen consejero político”, enfatizó Wagner.

El funcionario se refirió al juicio político que se sigue en la Cámara de Diputados contra Dilma Rousseff. Para él hay un mal uso de los preceptos constitucionales. “Son muchos los juristas que consideran este como un juicio político sin causa, por lo que se trata de un golpe (de Estado) disimulado”, remarcó.

Según versiones de prensa, tras conocerse la decisión del PMDB, Rousseff canceló el viaje que tenía previsto a Estados Unidos para participar este fin de semana en la Cumbre sobre Seguridad Nuclear.

En caso de viajar la jefa de Estado, su puesto pasaría a ocuparlo el vicepresidente Michel Temer, líder del PMDB y a quien muchos señalan aquí como el artífice de la ruptura del pacto gubernamental.

Según el excandidato presidencial y senador opositor Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la salida del PMDB cierra el cajón de la gestión del Partido de los Trabajadores (PT) al frente del gobierno federal. “El gobierno de Dilma se terminó”, estimó Neves, quien perdió las elecciones del año pasado frente a la actual presidenta. (I)