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Rusia aprovecha las exenciones del "turismo rojo" para atraer a los visitantes chinos

Rusia aprovecha las exenciones del "turismo rojo" para atraer a los visitantes chinos
09 de septiembre de 2015 - 09:23 - Agencia AFP

Con circuitos que siguen los pasos de Lenin y exenciones de visados, Rusia apuesta por el "turismo rojo" para atraer cada año a más ciudadanos chinos interesados por el pasado soviético.

Cerca de 410.000 chinos visitaron Rusia en 2014, un 10% más que en 2013, según la federación "El mundo sin fronteras" que agrupa a agencias y hoteles que acogen a los turistas procedentes del país asiático.

China adelantó a Alemania en el primer lugar de los países con mayor número de turistas en Rusia, y la tendencia parece crecer aún más este año.

"Hemos tenido mucho trabajo este verano, diría que un 30% más que el año pasado", cuenta Victoria Borgacheva, la presidenta de la asociación de guías e intérpretes sinohablantes de San Petersburgo (noroeste).

Esa ciudad, antigua capital imperial, acogió a 25.900 turistas chinos en 2014 y ese número podría ascender a 50.000 este año, según Pavel Rumiantsev, director adjunto del departamento noroeste de la Unión Turística rusa.

Esos turistas no viajaron a la "Venecia del Norte" para admirar los palacios neoclásicos que bordean las amplias avenidas o los reflejos del Nevá y de los canales, sino para conocer el pasado soviético y la historia turbulenta de la ciudad que fue escenario de tres revoluciones, en 1905 y en febrero y octubre de 1917. 

"San Petersburgo es una ciudad muy bella con una historia rica", dice Yong Tang, un pekinés de 57 años, mientras compra un pequeño busto de Lenin en la perspectiva Nevski, una de las principales arterias de la ciudad que se llamó Leningrado durante la época soviética.

"Mientras que los europeos vienen, sobre todo, para admirar la antigua capital imperial y el Ermitage, los turistas chinos quieren ver Leningrado y su pasado revolucionario", confirma Borgacheva.

Circuito rojo

Rusia lleva años intentando reequilibrar sus relaciones diplomáticas y comerciales hacia China, cuyos ciudadanos están exentos de visados desde hace tiempo.

El acercamiento entre Moscú y Pekín se aceleró a raíz de la crisis ucraniana, que provocó las mayores tensiones entre Rusia y los países occidentales desde el desmantelamiento de la URSS.

Para atraer a los chinos, las agencias de viaje de San Petersburgo se han convertido al "turismo rojo" con excursiones especializadas en el pasado soviético de la ciudad, cuna de la revolución bolchevique de 1917.

Moscú y Pekín lanzaron en julio un "circuito rojo" que promete a los turistas que podrán seguir la historia del comunismo a través de cuatro ciudades rusas.

Por un precio de 1.000 dólares (900 euros) -sin incluir el billete de avión-, el viaje comienza en Moscú, donde los restos de Lenin descansan en su mausoleo de la plaza Roja. Los turistas se dirigen luego a Uliánovsk, la ciudad natal de Lenin, situada en el río Volga y a Kazan, la capital de Tatarstán, donde estudió el padre de la revolución roja.

El recorrido acaba en San Petersburgo donde está estacionado el buque Aurora, símbolo de la revolución, que efectuó en 1917 los primeros disparos que anunciaban la toma inminente del Palacio de Invierno.

"La revolución y la lucha del pueblo por su independencia son temas tan importantes para los chinos como la Segunda Guerra Mundial para nosotros", recordó Serguei Lakovski, responsable del departamento turístico de Uliánovsk, en el lanzamiento del proyecto "Circuito Rojo" en julio.

La iniciativa también prevé viajes para seguir los pasos de Mao Zedong, y está dirigida a turistas rusos que quieran viajar a China, donde ese tipo de recorridos se multiplicaron en los últimos años. (I)

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