Dilma Rousseff, presidenta brasileña, advirtió hoy que usar la crisis por la cual atraviesa el país para llegar al poder constituye una versión moderna de un golpe de Estado.

Hay gente en Brasil que abogan por el cuánto "peor es mejor" a la espera de "una oportunidad de pescar en río revuelto" y este método es el quieren utilizar como un mecanismo para llegar a la Presidencia, resaltó Rousseff en declaraciones a una emisora de radio de Sao Paulo.

La mandataria censuró de este modo las acciones de sectores de la oposición que crearon el movimiento "Por golpe" e intentaron anoche incluir en la agenda de la Cámara de Diputados un pedido juicio político en su contra.

"Todos los países que experimentaron dificultades en ninguno se propuso la ruptura democrática como forma de poner fin a la crisis", aseveró al señalar que tales mecanismos evidencian la existencia de gente que no desea un país con una democracia sólida, con la legitimidad dada por el voto popular.

La jefa de Estado prometió la víspera en una intervención realizada en el Palacio de Planalto (sede de la Presidencia) que hará todo para impedir que movimientos antidemocráticos crezcan y se fortalezcan, y alertó sobre los intentos de ciertos sectores de buscar una inestabilidad política para apartarla de la presidencia de Brasil.

Sus declaraciones se registraron después de que una acalorado discusión en la sede del Congreso, en la cual legisladores de partidos aliados del gobierno refutaron los intentos de parlamentarios de agrupaciones opositores de promover un juicio político contra la gobernante.

Aquellos que piensan que Rousseff es igual a Fernando Collor de Melo, destituido por el Congreso en 1992, se sorprenderán, pues habrá lucha política del pueblo, de sus trabajadores para defender las conquistas sociales, afirmó el vicejefe del bloque del Partido de los Trabajadores, Orlando Silva.

"Nadie tomará la oficina de la presidenta Dilma", pues ella ganó las elecciones con un mandato popular de cuatro años, expresó. (I)