Tras siete días de intensos debates, los negociadores de 193 países lograron ayer un acuerdo sobre un plan para avanzar en la protección de los recursos naturales y en la erradicación de la pobreza, lo que se recoge en el borrador de la declaratoria final de la Conferencia de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible  Río+20, que inicia hoy en Río de Janeiro, Brasil.

“Significa una victoria del multilateralismo. El espíritu de Río continúa vivo, 20 años más tarde de la Cumbre de la Tierra de 1992”, dijo el canciller brasileño, Antonio Patriota.

Brasil tomó las riendas de las negociaciones tras las diferencias que existían entre las grandes economías y los países menos desarrollados. “Es la primera vez que veo una conferencia terminando en sus plazos”, dijo  Izabella Teixeira, ministra brasileña de Ambiente.

Si bien se cumplió con las formas, el texto no avanza en los temas clave. Por ejemplo, no indica cuánto dinero, qué países y cómo se financiarán las diferentes medidas que deben implementar los países menos desarrollados para cumplir metas de protección del ambiente y en la eliminación de la pobreza.

Tampoco se pudo jerarquizar el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (Pnuma). La idea era darle más poder y dinero, pero se opusieron Estados Unidos y Brasil.

El texto final fija la meta de avanzar en los “Objetivos de Desarrollo Sostenible” que comprometerán a todos los países con metas sociales y ambientales y que sustituirán los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU que expiran en 2015. Se esperaba que esas metas se fijaran en esta cumbre.

Para los ecologistas, el texto es muy poco ambicioso y debe ser analizado por los líderes mundiales.

“Pese a la sesión negociadora de la madrugada, el texto revisado es un fracaso colosal de liderazgo y visión de los diplomáticos. Deberían estar avergonzados", dijo el director general del Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF), Jim Leape.

“La Río+20 se transformó en un fracaso épico. La conferencia falló en términos de equidad, ecología y de economía", estimó por su lado Daniel Mittler, director de Políticas Públicas de Greenpeace.

El texto será analizado hoy para su aprobación final por el centenar de jefes de Estado y de Gobierno que comenzaron  a llegar desde ayer a Río de Janeiro.

La cumbre de tres días que comienza hoy contará con la presencia del primer ministro chino, Wen Jiabao; el ruso, Dimitri Medvedev, y el indio, Manmohan Singh, así como del presidente francés, François Hollande; el sudafricano, Jacob Zuma, y el iraní, Mahmud Ahmadinejad, y la mayoría de los latinoamericanos.

Pero también habrá  ausencias, como la del líder de la mayor economía del planeta, el estadounidense Barack Obama, y de la alemana Angela Merkel, la mayor economía europea tradicionalmente comprometida con el medio ambiente.

La jefa de la delegación de Venezuela, Claudia Salerno, dijo que los países quieren evitar a toda costa que se repita el fantasma de Copenhague, la cumbre del clima de 2009, cuando las negociaciones fueron entregadas a los presidentes y acabaron en fracaso.