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España lleva 7 meses a la espera de un acuerdo político de gobernabilidad

Rajoy intentará formar el Gobierno español

El rey Felipe VI con el líder del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, al ingresar a una oficina de La Zarzuela en Madrid.
El rey Felipe VI con el líder del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, al ingresar a una oficina de La Zarzuela en Madrid.
Foto: AFP
29 de julio de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

El candidato conservador a ocupar la presidencia del Gobierno español sigue sin encontrar la llave que abre la puerta del Palacio de la Moncloa. Tras concluir ayer la protocolaria fase de consultas que realiza el rey Felipe VI con los partidos del arco parlamentario, la esperada fumata blanca que debería anunciar que Mariano Rajoy tiene el camino despejado para lograr su investidura no se produjo. Y aunque el líder del Partido Popular (PP) aceptó el simbólico encargo de intentar formar un gobierno no le resultará sencillo conseguirlo. La corrupción y la mala gestión de la crisis actúan como dos pesadas cargas sobre sus hombros.

España lleva 7 meses a la espera de un acuerdo político que empieza a resultar imposible. Ni siquiera la repetición de las elecciones generales sirvió para aclarar el panorama. A tenor de las declaraciones realizadas en las últimas horas por el resto de fuerzas parlamentarias, el principal obstáculo es él mismo. El primero en descartar a Mariano Rajoy como solución al vacío de gobierno que vive España fue su aliado natural, Albert Rivera. Pocos minutos después de concluir su reunión con el monarca, el líder de Ciudadanos anunció que los 32 representantes de su partido en el Congreso manejan 2 opciones para desbloquear la situación: Un ejecutivo formado por el PP, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y ellos mismos, pero sin Rajoy; o un gobierno en minoría del actual presidente en funciones fruto del consenso abstencionista de los partidos de la oposición, algo imposible de imaginar.-

El PSOE adelantó ayer que sus 85 diputados votarán contra el candidato del PP en cualquiera de las formas que se presente, los nacionalistas advirtieron que tampoco lo apoyarán y la izquierda en bloque, es decir, Unidos Podemos y sus confluencias regionales, trasladó al rey su disposición al sacrificio de algunos de sus principios solo si el candidato es Pedro Sánchez. Pero Rajoy volvió a mostrar ayer que su más portentoso atributo político es la terquedad y anunció que digan lo que digan los números, él no se rinde y lo seguirá intentando hasta  el final.

A la vista de que los 137 apoyos de su propio partido están muy alejados de los 176 que dicta la mayoría del Congreso para ser elegido presidente de España por segunda vez y que el 2 de agosto, la fecha inicialmente fijada para celebrar la primera sesión de investidura, está a la vuelta de la esquina, Rajoy imploró a Felipe VI un poco más de margen para lograr su anhelado objetivo, aunque nada de esto trascendió en su comparecencia posterior ante los medios de comunicación. “Espero que los demás también colaboren”, fueron sus palabras tras su encuentro con el monarca español, “y así evitemos unas terceras elecciones”. Su único propósito en los próximos días será lograr la abstención de los socialistas a su investidura, una utopía irrealizable a tenor de las declaraciones de Pedro Sánchez.

Por si fuera poco, ahora deberá incluir en la negociación la fórmula que idearon los conservadores para sortear el obligado recorte presupuestario de $ 1.661,35 millones impuesto por la Unión Europea (UE) a España para evitar la sanción que le correspondía por incumplir reiteradamente el techo comunitario del déficit. Todos los especialistas apuntan que al PP no le temblaría la mano para recaudar ese dinero del gasto público, con más recortes en sanidad y educación, algo que ningún partido de la oposición está dispuesto a asumir como algo inevitable. Más bien al contrario. Todas las fuerzas, incluido Ciudadanos, han advertido al PP de los costes políticos que acarreará la aplicación de estas medidas en un país donde las clases populares son reiteradamente maltratadas por los ajustes económicos impuestos desde Bruselas. El ministro de Economía, Luis de Guindos, prometió que la recaudación procederá del incremento productivo registrado en los últimos meses y que no se producirán más recortes. Pero nadie se fía de estas palabras del ministro.

Las posibilidades de que Rajoy fracase en su investidura son elevadas. Si no lo consigue volverá a surgir el fantasma del miedo, de la ingobernabilidad de España, aunque habrá que ver si su inmediato seguidor en el escalafón parlamentario, el socialista Pedro Sánchez se muestra de nuevo incapaz de sumar a los 85 representantes del PSOE los apoyos suficientes para alcanzar la mágica cifra de 176 votos que le abrirían las puertas del Palacio de la Moncloa contra todo pronóstico. (I)

DATOS

El rey Felipe VI concluyó ayer su ronda de consultas con los partidos para constatar si un candidato cuenta o no con los apoyos suficientes para lograr su investidura.  

Las elecciones de España del pasado 26 de junio dejaron un panorama político parecido al del 20 de diciembre de 2015, tras el cual ningún candidato alcanzó el apoyo suficiente para la investidura.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ocupó la segunda posición con 85 escaños seguido de la confluencia de Unidos Podemos (71) y de Ciudadanos (32). Para investir al jefe de Gobierno se necesitan 176 escaños.

El monarca recibió a tempranas horas en La Zarzuela a Albert Rivera (Ciudadanos), a Pablo Iglesias (Podemos) y Pedro Sánchez (PSOE) y en la tarde a Mariano Rajoy (PP).

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