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El Telégrafo

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Mariano Rajoy convocó para las 09:00 de hoy a su Consejo de Ministros

Puigdemont deja la independencia en suspenso para dialogar con Rajoy

El presidente del Gobierno regional catalán, Carles Puigdemont, pronuncia su discurso en el parlamento regional catalán de Barcelona.
El presidente del Gobierno regional catalán, Carles Puigdemont, pronuncia su discurso en el parlamento regional catalán de Barcelona.
Foto: AFP
11 de octubre de 2017 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

Acaso en un intento de evitar las consecuencias devastadoras de una declaración unilateral de independencia (DUI) sin otra consideración, el president Carles Puigdemont solicitó formalmente al Parlament que deje en suspenso los efectos de la ruptura para abrir una puerta al diálogo con el gobierno español.

Media hora después del esperado discurso llegaron las primeras reacciones del ejecutivo español y no fueron nada halagüeñas. “Es inadmisible hacer una declaración implícita de independencia para luego dejarla en suspenso de manera explícita”, señalaron fuentes del gobierno. No pasaron de ahí, de momento.

Consciente el líder soberanista de la necesidad que tenía de contener a la formidable maquinaria del Estado engrasada en Madrid y, sobre todo, abrir la puerta de la esperanza a una negociación aceptable para ambas partes, pidió a las instituciones europeas que se impliquen a fondo en ayudar a la resolución pacífica de este conflicto.

Y puede decirse que Puigdemont salvó el envite. Resulta difícil, por no decir imposible, que el ejecutivo español maniobre  con hostilidad en las próximas horas tras escuchar las peticiones expresas de acercamiento, respeto y fraternidad dispensadas por el líder catalán al pueblo español. La imagen internacional para Rajoy sería funesta.

Sobre todo porque el circo mediático vivido ayer en torno a la DUI fue excepcional. Más de un millar de televisiones de todo el mundo rodearon el Parlament a la espera de una declaración independentista que se quedó a medias.

De ahí que las señales previas emitidas por los diputados de una de las patas clave del proceso soberanista, la izquierda anticapitalista de la CUP, no emitieran vibraciones positivas a los miles de seguidores que aguardaban un desenlace que se presumía histórico desde la calle. Las caras de desolación de sus simpatizantes fueron reveladoras.

Pero la olla a presión estaba dentro del hemiciclo. La expectación suscitada ante la comparecencia de Puigdemont subió de temperatura desde el momento en el que se optó por retrasar su inicio durante una hora, otra señal de que las cosas no discurrían de manera placentera en la monolítica trinchera independentista. Tal y como se esperaba, la salida de una docena de grandes empresas de Cataluña durante los últimos días ha hecho un trabajo demoledor en la moral soberanista que en 3 días pasó de la excitación idílica al pánico financiero.

Para Puigdemont, que hasta hoy había resistido todas las sacudidas realizadas por el Estado como gato panza arriba,  el inicio del desmantelamiento del sistema empresarial orquestado desde Madrid es decisivo.   

Su comparecencia para abordar la “situación política tras el referéndum del 1 de octubre” no ofreció grandes revelaciones. No se ensañó ni hizo sangre con las pérdidas millonarias que han supuesto 5 días de desbandada empresarial, aunque quitó hierro a sus consecuencias reales. “Desde la muerte de Franco, Cataluña es el motor económico de España y un factor de modernización y estabilidad. La salida de estas empresas tiene más efectos en el mercado que efectos reales sobre nuestra economía”, señaló.

El President hizo hincapié en que su decisión de liderar un proceso de ruptura con España está fundamentada en los recortes realizados “primero por el gobierno y en 2010 por el Tribunal Constitucional” a un Estatuto de autonomía aprobado mayoritariamente por la ciudadanía “y que quedó desnaturalizado”.

En cualquier caso, reiteró una y otra vez, “no tenemos nada en contra de los españoles. La relación no funciona y no se ha hecho nada para revertir la situación”, indicó.

Lo más cerca que estuvo de admitir errores en los 7 años que ha durado este proceso fue no prever la presión ejercida por el Estado español sobre el pueblo catalán.
“Sé que hay gente preocupada por lo que está pasando y lo que puede pasar”, dijo con rotundidad. A su juicio, eso se ha debido a “la intervención del Estado” y, en concreto, a dos cosas: a la “violencia gratuita” y al fantasma del caos económico que está produciendo el movimiento de empresas fuera de Cataluña.

Para concluir, hizo un llamado a todos los agentes políticos, sociales, empresariales y mediáticos presentes directa e indirectamente en este conflicto para que contribuyan al diálogo y a no tensar aún más la situación política.  

En este sentido, pidió expresamente al ejecutivo de Mariano Rajoy que actúe con “responsabilidad y generosidad” y que “escuche” las continuas peticiones que están llegando de diferentes partes del mundo para llevar a cabo una mediación, la última y más decidida desde el gobierno de Suiza.   

Puigdemont no dejó la menor duda de que Cataluña será una nación independiente algún día y que seguirá reclamando su derecho a serlo en la nueva fase que ahora comienza.   

Rajoy convoca consejo

Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta y ministra de asuntos territoriales del Gobierno, anunció ayer que Mariano Rajoy convocó para las 09:00 de hoy a su Consejo de Ministros, dando así el primer paso exigido en caso de que se decida a activar el artículo 155 de la Constitución, aunque no confirmó públicamente que este sea el caso.

Con el artículo 155, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas. (I)    

DATOS

Rajoy, jefe del Ejecutivo, tenía previsto reunirse ayer en la Moncloa con el líder de la oposición, Pedro Sánchez, para analizar juntos qué hacer ante la ambigua declaración que esta tarde hizo Puigdemont.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, agradeció al presidente de la Generalitat su “sensatez”. Por ello pide a Rajoy que no aplique el artículo 155 de la Constitución para suspender el autogobierno de Cataluña, y dialogue.   

El ministro de Economía, Luis de Guindos, explicó que “el planteamiento del gobierno español en estos momentos no es un tema de mediación, es un tema de vuelta a la legalidad”.   

Con la declaración de Independencia, los 7,5 millones de habitantes del noreste de España quedarían fuera de la UE. (I)       

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