La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, concretó este lunes su anunciado cambio de ministros, que implicó la remoción de su jefe de gabinete y por primera vez desde el retorno a la democracia del titular del Ministerio de Hacienda.

"Hoy es tiempo de dar un nuevo impulso a la calidad de gobierno, y en esta nueva fase tan exigente como inspiradora, se requiere poner renovadas energías y rostros nuevos al frente de las tareas que hemos comprometido al país y que la ciudadanía nos demanda", señaló la Mandataria al revelar los nombres de los ministros excluidos del gabinete y el de quienes los sucederán, en un intento por superar la crisis de confianza que vive su gobierno tras una serie de escándalos de corrupción.

Cinco de los 23 ministros que conforman el gabinete con el que Bachelet inició su segundo mandato en marzo de 2014 dejarán definitivamente el gobierno, mientras que otros cuatro fueron trasladados a otras carteras.

Bachelet decidió remover a su jefe de gabinete, Rodrigo Peñailillo, que con apenas 41 años era desde hace más de una década uno de sus más estrechos colaboradores, a tal punto que era considerado como su "hijo político".

Peñailillo será reemplazado por Jorge Burgos, quien se desempeñaba hasta el momento como ministro de Defensa Nacional.

Inédito cambio

En un hecho inédito desde el retorno a la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet, en 1990, Bachelet resolvió cambiar a un ministro de Hacienda, Alberto Arenas, quien fue reemplazado por el hasta ahora director del Banco Estado, Rodrigo Valdés, de 58 años y expresidente del Banco Estado.

Ingeniero comercial con especialización en economía, Valdés trabajó entre 2009 y 2012 en el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que podría significar un guiño hacia los mercados.

"Tengo que juntarme con los equipos (...) tengo la pequeña desventaja de no haber sido parte del equipo ministerial" anterior, dijo Valdés en sus primeras declaraciones a la prensa tras ser investido.

Durante su primer año, el exministro Arenas logró sacar adelante una compleja reforma tributaria destinada a financiar la educación, que le valió un duro enfrentamiento con los gremios empresariales, donde su nombre era muy resistido.

Bachelet resolvió también remover a su portavoz oficial, Álvaro Elizalde, quien será reemplazado por el exembajador de Chile en Argentina, Marcelo Díaz, además de retirar de sus cargos a la ministra de Cultura y la de Desarrollo Social.

La mandataria cambió de roles a otros cuatro ministros. La exministra secretaria general de la Presidencia, Ximena Rincón, pasó ahora a encabezar el Ministerio del Trabajo, mientras que la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, pasó a dirigir Justicia.

En tanto, José Antonio Gómez, exministro de Justicia, fue designado al frente del Ministerio de Defensa.

El comunista Marcos Barraza fue nombrado ministro de Desarrollo social, siendo el segundo integrante de ese partido en sumarse al actual gabinete. Antes de que Bachelet asumiera la presidencia, el Partido Comunista no tuvo miembros en el gabinete en los últimos 40 años.

En tanto, el independiente Ernesto Ottone se hará cargo del Ministerio de Cultura.

La Presidenta había ratificado el jueves en su cargo al canciller Heraldo Muñoz.

La mandataria socialista informó el miércoles pasado que había pedido la renuncia de todos sus ministros, en un golpe de autoridad para intentar superar la crisis de confianza en su gobierno tras una serie de escándalos de corrupción, uno de los cuales tiene a su propio hijo como protagonista.

Al finalizar su intervención, la Presidenta hizo un llamado a los nuevos Secretarios de Estado: "Demando de ustedes que, en cada uno de sus ministerios, pongan el acento en las necesidades concretas de las personas, que comuniquen bien nuestras iniciativas, que el modo en que hacemos las cosas responda a la dignidad de nuestros ciudadanos, que honremos la transparencia y probidad que nos demandan. Estamos aquí para servir a Chile, a nuestro país y nuestra patria que amamos, y para construir las bases de un buen futuro para todos". (I)