El grupo Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex) rechazó ayer la convocatoria de elecciones presidenciales en Venezuela, que se dan, afirmó, en las “mismas condiciones fraudulentas” que las anteriores.

Desde su sede en Miami Veppex denunció que el gobierno de Nicolás Maduro “no permitió la realización del referéndum revocatorio cuando correspondía por falta de tiempo”, pero ahora “sí está en capacidad de realizar unas elecciones presidenciales exprés en menos de 90 días”.

La convocatoria de comicios presidenciales en Venezuela fue anunciada el martes por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), conformada solo por oficialistas, para antes de mayo, mientras Maduro anunció su intención de optar por reelegirse.

El Gobierno de Estados Unidos también rechazó la convocatoria electoral, mientras que la cancillería alemana expresó su preocupación y solicitó transparencia.

Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), por su parte, “saludó” la declaración de los 14 países del Grupo de Lima -entre ellos México, Colombia, Brasil y Argentina- reunidos el martes en Santiago de Chile, que afirmaron que la decisión de la ANC “imposibilita la realización de elecciones democráticas y creíbles”.

Desde Davos, Almagro  también aplaudió ayer las nuevas sanciones  que aplicó la Unión Europea (UE) contra siete funcionarios venezolanos y  dijo que aún faltan dos más.

Ante el anuncio de las elecciones, el gobierno colombiano auguró el colapso de la economía de Venezuela y pidió un plan de urgencia para ‘el día después’.

Según datos de Bogotá, 550.000 venezolanos están  en Colombia, 90.000 fueron vacunados y otros 20.000 atendidos en hospitales.

El pasado martes, en Cúcuta, 615 venezolanos fueron desalojados de un improvisado albergue debido a la insalubridad. (I)

No hay dinero, pero sobra ingenio en las playas
El motor se detiene. La lancha queda al vaivén de las olas. De una hielera azul, Nancy saca un datáfono y un puñado de tarjetas: una a una las introduce en el aparato para cobrarle a sus clientes el pescado frito y las cervezas.

A 70 km de Caracas, Chichiriviche de la Costa, un pueblo que vive del turismo en sus playas, se las ingenia para lidiar con la falta de internet y de dinero en efectivo, un verdadero dolor de cabeza.

Nancy Rodríguez, una rolliza mulata de 43 años, va en su bote un par de kilómetros mar adentro unas cuatro veces al día a pasar las tarjetas de quienes comen en su kiosco. En ese lugar se capta la señal de internet de la ciudad de Catia La Mar, a 35 km.

Con agilidad, Nancy marca en la maquinita el número de cédula, el monto y la clave secreta de las tarjetas que –impensable en otro país- le revelaron sus dueños. Todo lo llevaba anotado en pequeños papeles con los que envolvió las 13 tarjetas de crédito y débito. “Algunos desconfían, otros no. Quienes tienen hambre tienen que confiar en uno”.

El país petrolero sufre una grave escasez de alimentos, medicinas, insumos y repuestos. También de billetes: los venezolanos deben hacer largas filas y recorrer cajeros electrónicos, que solo permiten retirar ($ 1) 10.000 bolívares diarios, lo que cuesta una galleta.

El presidente Nicolás Maduro atribuye la crisis del efectivo a mafias que acumulan billetes para especular; la economista Tamara Herrera hace responsable de ello a la hiperinflación y a la emisión de dinero sin respaldo.

Ante la falta de efectivo ‘el punto’ –como  popularmente llaman los venezolanos al datáfono- es primordial. Pero en Chichiriviche, la cosa es más complicada.

Desde agosto pasado no hay internet porque -cuentan sus pobladores- se robaron los transmisores y cables de la antena enclavada en una de las montañas que rodean a este pequeño pueblo frecuentado por aficionados al buceo.

La lancha se pone de nuevo en marcha, mientras se escucha cada vez más alto la música de reguetón y de vallenato que llegan desde la costa. (I)