Perú amplía su zona marítima a partir de las ochenta millas
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) modificó ayer la frontera entre Chile y Perú, recortando a 80 millas la línea limítrofe marítima y cediendo a Lima entre 20.000 y 22.000 kilómetros cuadrados que están bajo dominio chileno. Sin embargo, no ajustó las coordenadas precisas ni concedió los reclamos iniciales de la demanda peruana.
El presidente de Perú, Ollanta Humala, expresó su satisfacción por el fallo, mientras el mandatario chileno, Sebastián Piñera, lamentó la pérdida de los derechos marítimos, pero ratificó que su país acatará el dictamen inapelable. Los peruanos festejaron, entretanto leves enfrentamientos entre la policía y manifestantes chilenos se registraron en Santiago y Arica, al norte de Chile, donde los pobladores izaron una bandera negra al sentirse afectados con la sentencia.
El dictamen
En un acto que duró cerca de dos horas, en La Haya, Holanda, el presidente de la Corte Internacional de Justicia, la máxima instancia judicial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Peter Tomka, leyó ayer el fallo que definió los nuevos límites marítimos entre Chile y Perú.
En su sentencia, la CIJ respetó la línea marítima que defendía Chile pero hasta las 80 millas marinas, no hasta las 200 como se demarcaba hasta ahora y desde los tratados de 1952 y 1954.
Desde las 80 millas baja ahora una línea equidistante que le entrega a Perú soberanía marítima sobre un espacio de cerca de 22.000 km2 del mar del Pacífico, que ha controlado Chile durante siglos.
“La Corte establece que la frontera sigue una línea paralela (...) hasta las ochenta millas y a partir de ahí adquiere una dirección sur hasta un punto B, bajando (en línea recta y a la altura de las 200 millas) hasta un punto C”, dijo Tomka al leer el fallo al que llegaron los 15 jueces de esta máxima instancia judicial.
Sin embargo, el organismo no estableció las coordenadas, que deberán ser definidas por los gobiernos de ambos países.
La disputa
Este fallo marca el final de la controversia peruano-chilena, pendiente por 135 años, que mantenía en disputa cerca de 38.000 km2 de superficie dentro del Océano Pacífico, de rica actividad pesquera.
Hasta 2005, la línea divisoria entre ambos países era un paralelo nacido desde el llamado Hito 1. En ese año, Perú dictó una nueva ley de fronteras en la que modificaba sus dominios en marítimos, alegando que no existía entre ambos países un tratado que reglamentara el límite, y estableciendo una frontera equidistante de ambos países, en reemplazo de la paralela marcada por el Hito. Esto generó un triángulo de 38.617 km2 de océano que ambos países entraron a disputarse. En 2008, Perú llevó el reclamo al Tribunal Internacional de La Haya.
Finalmente, el tribunal resolvió el conflicto usando argumentos de ambas partes. Mantuvo el Hito 1 como inicio de la frontera, junto a un paralelo que se extiende pero solo por 80 millas dentro del mar (unos 128 kilómetros). Luego, comienza a regir la línea equidistante que reclamaba Perú.
Esta zona en disputa es un área de intensa actividad pesquera, principalmente de tiburón, palometa, anchoveta o jurel. La decisión afectará la actividad económica de las ciudades de Tacna (Perú) y Arica (Chile), cuya principal fuente de ingresos proviene de la actividad marítima, especialmente en Arica, que vería reducida de gran forma el área de pesca de sus barcos.
Chile, que alegaba que tratados de 1952 y 1954 fijaban ya las fronteras, lamentó que la Corte no haya decidido mantener los límites en toda la extensión del paralelo, sino solo en 80 millas.
“Si bien en esta zona Chile mantiene a plenitud sus libertades de navegación marítima y de navegación aérea, sin duda esta cesión constituye una lamentable pérdida para nuestro país”, dijo el presidente Sebastián Piñera, en un mensaje desde el palacio de La Moneda.
Agregó que su país “discrepa profundamente” con la decisión, mientras que el jefe de la delegación chilena, Alberto van Klaveren Stork, comentó que la resolución “carece de fundamento” y que había que analizarla “en profundidad”.
Sin perjuicio de ello, el jefe de Estado chileno manifestó que “es necesario e importante destacar que el fallo en primer lugar reconoce y cautela en su total integridad las 12 millas que constituyen el mar territorial y soberano de Chile, sobre el cual Chile mantiene plenos y absolutos derechos”.
La presidenta electa Michelle Bachelet, que asume el cargo el 11 de marzo, espera por su parte que esta sentencia “marque un antes y un después” en los lazos con Perú.
Las discrepancias
Las primeras discrepancias surgen por el plazo para implementar la determinación de la CIJ, aun cuando los presidentes de Chile y Perú se comprometieron a aceptarlo y cumplirlo en virtud del Pacto de Bogotá de 1948.
“El fallo es jurídicamente exigible y mandatorio para ambos países desde el momento de su lectura. Para el Perú es de alto interés ponerle punto final a esta controversia en el más breve plazo”, dijo ayer la canciller peruana, Eda Rivas.
Eso fue interpretado como una contradicción a los dichos del presidente Piñera, que si bien enfatizó que Chile “cumplirá y exigirá el cumplimiento del fallo” en conformidad a lo que determina el Pacto de Bogotá suscrito por ambos países, detalló que “dada la naturaleza y el contenido de ese dictamen, su implementación será gradual y requerirá de acuerdos entre las partes”.
Los festejos
El presidente peruano, Ollanta Humala, expresó su satisfacción por el dictamen. “Es motivo de satisfacción que la Corte haya reconocido la validez de la posición peruana... es claro que no existe un trazado de límites marítimos con Chile hasta las 200 millas”, dijo Humala en un mensaje televisado al país, en su pronunciamiento sobre la decisión.
En Lima, los peruanos celebraron el fallo, que pudieron seguir por pantallas gigantes instaladas en el centro histórico de la ciudad. “¡Arriba Perú!”, “Viva el Perú, carajo”, gritaban los asistentes en la Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno, cuando se mostró la nueva demarcación fronteriza.
En Santiago se produjeron enfrentamientos entre chilenos que apoyaban la sentencia y otros que insultaban a los peruanos. Los disturbios dejaron un detenido.
En Arica, ciudad fronteriza ubicada 2.000 km al norte de la capital chilena, se registraron varias protestas que fueron repelidas por la policía.