Francia desplega 89.000 efectivos en el país y se blinda ante las protestas
Francia, y especialmente París, se pertrecha ante las protestas de mañana sábado 8 de diciembre de los "chalecos amarillos", un movimiento que el Gobierno considera que se está deshinchando y degenerando en violencia, instrumentalizado por grupúsculos extremistas.
Ante el mutismo del presidente, Emmanuel Macron, que con el argumento de no atizar más el fuego no hablará hasta después de esa jornada de movilización, han sido su primer ministro, Édouard Philippe, y su ministro de Interior, Christophe Castaner, los encargados de comunicar su estrategia.
El Gobierno prevé "una movilización excepcional" de 89.000 agentes de las fuerzas del orden -frente a los 65.000 del pasado sábado-, de los cuales 8.000 en París, donde se recurrirá a una docena de vehículos blindados de la Gendarmería especializados en desmontar barricadas.
Castaner subrayó este viernes 7 de diciembre la deriva violenta en las tres últimas semanas de los "chalecos amarillos", manipulados a su juicio por "grupúsculos extremistas", y destacó a su vez la caída de la movilización.
Desde las 282.000 personas que la policía contabilizó en la primera jornada de manifestaciones, el 17 de noviembre, se ha pasado a los alrededor de 10.000 actualmente, "una pequeña minoría", en sus palabras.
El ministro insistió en los elementos que preludian un nuevo sábado con altercados que podrían ser más graves que hace una semana, como la posible presencia incluso de armas de fuego entre los manifestantes.
Los principales monumentos y museos de la capital francesa -una de las ciudades del mundo que más turistas recibe- permanecerán cerrados mañana, empezando por la torre Eiffel, el Arco de Triunfo, el Louvre o la Ópera. (I)