El papa Francisco expresó este lunes, que solo un esfuerzo de auténtica solidaridad será capaz de eliminar el número de personas malnutridas y privadas de lo necesario para vivir.

El Sumo Pontífice hizo tal afirmación en un mensaje leído por el secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolín, a los participantes en la cuadragésima Conferencia de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que se inició hoy.

No basta la intención de asegurar a todos el pan cotidiano -señaló- sino que es necesario reconocer que todos tienen derecho a él.

Recordó que si los objetivos propuestos son todavía lejanos, depende mucho de la falta de una cultura de la solidaridad que no logra abrirse paso en medio de las actividades internacionales, que permanecen a menudo ligadas solo al pragmatismo de las estadísticas o al deseo de una eficacia carente de la idea de compartir.

Añadió que el compromiso de cada país por aumentar su propio nivel de nutrición, por mejorar la actividad en la agricultura y las condiciones de las poblaciones rurales, "se concreta en el impulso del sector agrícola, en el incremento de la producción o en la promoción de una distribución efectiva de los alimentos".

Francisco subrayó, sin embargo, que eso no basta porque lo que piden esos objetivos es que se considere que el derecho de cada persona a ser liberada de la pobreza y el hambre depende del deber de toda la familia humana de ayudar de forma concreta a los necesitados.

Animado también por el deseo de alentar a los gobiernos, el Papa manifestó su deseo de unirse "con una contribución simbólica al programa de la FAO para proveer de semillas a las familias rurales que viven en áreas donde se han juntado los efectos de los conflictos y de la sequía".

Este gesto, dijo, se suma al trabajo que la Iglesia viene realizando, según su vocación de estar de parte de los pobres de la tierra y acompañar el compromiso eficaz de todos en favor suyo. (I)