Después de la primera misa crismal, el papa Francisco tuvo ayer una cargada agenda en su primera Semana Santa como pontífice.

El papa argentino Francisco reconoció la crisis de identidad que sufren los sacerdotes en el mundo y los instó a evitar ser “tristes” y a servir con pasión “a los “pobres”, a “los cautivos” y a “los oprimidos”, en el primer rito de la jornada del Jueves Santo.

Ante 1.600 religiosos, entre ellos varios cardenales y obispos, congregados en la basílica de San Pedro, el nuevo Papa dio su visión de la Iglesia y exhortó al clero a “salir de sí mismo”, un principio que ha repetido en varias ocasiones desde que fue elegido Pontífice el 13 de marzo.

En la tarde llegó a la cárcel de menores donde lavó los pies de doce jóvenes, entre ellos dos mujeres. Esto se lee como un nuevo gesto revolucionario ya que es la primera vez que ocurre en la historia del Vaticano.

El Papa llegó cerca de las 17:30 (13:30 en Argentina) a la cárcel romana de menores de Casal del Marmo para oficiar la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo con los recluidos. Allí, además, realizó la tradicional ceremonia del lavado de pies como hizo Jesús con los apóstoles.

Entre ellos había jóvenes musulmanes y dos mujeres, una rumana y otra italiana. Al llegar al instituto en Roma, el Papa fue recibido por la ministra  de Justicia italiana en funciones, Paola Severino; la jefa del Departamento de Justicia de Menores, Caterina Chinnici; el comandante de la Policía Penitenciaria del reformatorio, Saulo Patrizi, y la directora del mismo, Liana Giambartolomei.

Varios centenares de romanos esperaban la llegada del Pontífice al reformatorio, situado en el noroeste de la Ciudad Eterna, donde fue recibido con aplausos y vivas.

Es la primera vez que un papa oficia la misa del Jueves Santo en un reformatorio de menores y no en la basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, que le corresponde como obispo de la capital. También es considerado como un nuevo gesto de Francisco el hecho de que haya incluido mujeres en el grupo que lavó los pies.