Papa Francisco analizó la relación entre trabajo y dignidad
El papa Francisco expresó este sábado que la persona desempleada siente que pierde su dignidad, como le sucede también a quien por necesidad debe aceptar trabajos malos y equivocados.
En un diálogo con los trabajadores de una fundición de acero en la ciudad de Génova, el Sumo Pontífice reflexionó sobre el papel del trabajo, más allá de su importancia como fuente de ingresos para la subsistencia.
Entre las que consideró ocupaciones lesivas al decoro de los seres humanos, mencionó: el tráfico de armas, la pornografía, el juego de azar y otras actividades que no respetan los derechos de los trabajadores o de la naturaleza.
Francisco incluyó en esa clasificación a los empleos por los cuales se paga mucho a cambio de trabajar sin horarios, límites ni fronteras entre el trabajo y otras facetas de la vida.
Al referirse al consumo, dijo que se convirtió en "el ídolo de nuestro tiempo", el centro de la sociedad con grandes negocios abiertos las 24 horas de todos los días como "nuevos templos que prometen la salvación, la vida eterna".
Una sociedad hedonista que aspira solo al consumo no comprende el valor de la fatiga y el sudor, y por lo tanto, del trabajo, el cual debe ser entendido como un medio para sentir alegría por lo que se crea junto con otras personas.
En cuanto a la llamada meritocracia, señaló el papa que al margen de la buena fe de muchos que la invocan, se está convirtiendo en una legitimación ética de la desigualdad, con disparidades heredadas de posibilidades y oportunidades desde la cuna hasta la vejez.
Apuntó que una segunda consecuencia es cómo cambia la cultura de la pobreza, al considerar al pobre como una persona sin méritos y, por lo tanto, culpable de su situación, lo cual exonera a los ricos de hacer cualquier cosa para resolver el problema. (I)