El cónclave que Podemos ha celebrado a lo largo de los últimos días para renovar dos piezas claves en su engranaje territorial como Madrid y Andalucía concluyó ayer con el triunfo de los afines a la corriente política de Pablo Iglesias sobre los partidarios de Iñigo Errejón.

La batalla en la capital de España ha sido, sin duda alguna, el proceso más disputado y el que que mayor eco mediático ha generado entre la base de la formación morada, especialmente tras publicarse la semana pasada que el candidato propuesto por el secretario general del partido, Ramón Espinar, ganó 35.000 euros en la compraventa de una vivienda pública en 2010, en plena conmoción social por la explosión de la burbuja inmobiliaria. Pese al malestar provocado por esta información en Podemos, Espinar se convirtió ayer en secretario general madrileño dejando a su gran rival, la mujer de confianza de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, con la miel en los labios.

A la vista de la implicación mostrada en esta cita por los dos grandes referentes de la fuerza progresista, la victoria no sólo otorgaba al ganador el control del aparato político en uno de los principales caladeros de votos de Podemos sino también la clave para ostentar el poder estatal. Espinar, vocero del partido en el Senado con 29 años, no sólo contó con el apoyo manifiesto de Pablo Iglesias sino también de algunos personajes imprescindibles en la línea estratégica como Juan Carlos Monedero y el influyente grupo de los anticapitalistas que lidera el europarlamentario Miguel Urbán.

Enfrente, la candidatura Adelante Podemos, dirigida por los errejonistas, más flexibles a la hora de alcanzar acuerdos de colaboración con otras fuerzas políticas, encabezada por la portavoz del Ayuntamiento madrileño, Rita Maestre, y la ex dirigente de IU Tania Sánchez. El método de votación también ha sido foco de algunas divergencias entre ambos sectores, como tampoco lo ha sido las declaraciones de última hora realizadas por Monedero en defensa de Ramón Espinar, y de paso también de Iglesias, atizando de lo lindo la teoría de la “transversalidad” que defiende el portavoz de la formación en el Congreso y número 2 de Podemos, Íñigo Errejón.

Algo más sencillo resultó la otra gran batalla dilucidada ayer en Andalucía para los partidarios oficialistas. El territorio más poblado del Estado seguirá siendo dirigido por su actual líder, Teresa Rodríguez, aunque no haya estado exenta de críticas internas. Pese a que su rival en estas elecciones regionales, el ex secretario de Organización Sergio Pascual, desplegó una de las más encarnizadas batallas de poder interno tras su fulminante cese el pasado mes de marzo, Rodríguez ganó por goleada y deja a la corriente errejonista denominada “Andalucía plaza a plaza” sin un ápice de maniobra.

A partir de ahora, se abre el proceso definitivo del tercer partido político más votado en España y que terminará en los próximos meses cuando se celebre el conocido como “Vistalegre 2”, el congreso federal en el que Podemos dejará atrás su etapa formativa de vertiginoso crecimiento y prepararse para consolidarse como la fuerza hegemónica de izquierda en España. Y, por el momento, Pablo Iglesias y su línea de confrontación con las élites se encuentran mejor situados que el pragmatismo político de Íñigo Errejón para hacerse con el liderazgo interno. (I)