El candidato de Podemos a la Presidencia de España, Pablo Iglesias (foto), salió vencedor sin paliativos en el último debate entre tres de los cuatro principales aspirantes a ganar las elecciones del 20 de diciembre. Así lo reflejan todas las encuestas sin distinción. Por segunda vez volvió a fallar Mariano Rajoy, sustituido por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que durante dos horas se limitó a esquivar los ataques que sus rivales lanzaron en cantidades industriales.

Quedan 11 días para los comicios, pero en este segundo debate quedó de manifiesto que el elemento crucial de la pugna electoral será quien liderará un cambio político que España pide a gritos. Tras unos meses un tanto desfondado, Iglesias se desprendió al fin del discurso moderadamente centrista que tanto le atribuían sus críticos y regresó a los orígenes de aquel Podemos que desató una gigantesca ola de simpatía entre los desencantados con el actual sistema político imperante en España. La habilidad para mantener la discusión en la enorme desigualdad social que ha promovido el Partido Popular (PP) y en la corrupción galopante que asola a esta agrupación, y en menor medida al PSOE de Pedro Sánchez, no solo le permitieron ganar con holgura el debate sino que devolvió a Podemos a sus esencias, la de “no olvidar lo que estos dos partidos arrebataron a los desfavorecidos durante los últimos años”, según sus propias palabras.

Puede que el intercambio de promesas que el emergente conservador Albert Rivera, el socialdemócrata Pedro Sánchez y la sucesora de Mariano Rajoy mejor colocada, Soraya Sáenz de Santamaría, no vayan a decidir las comicios -los sondeos indican que el 30% de los electores está indeciso-, pero lo que sí logró es que los otros candidatos se planteen la ruta a seguir hasta el día de las votaciones. (I)

Los sondeos no arrojan favoritos

Los partidos descartan pactos postelectorales

El primer y único debate a 4 entre los candidatos del PSOE, Ciudadanos y Podemos, Pedro Sánchez, Albert Rivera, y Pablo Iglesias, respectivamente, y la representante del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, puso de manifiesto que ninguno está dispuesto a apoyar a otro para formar gobierno. Todos insistieron en que salen a ganar y no plantean posibles pactos postelectorales tras unas elecciones generales que nadie ganará por mayoría absoluta, según las encuestas. (I)