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Las elecciones europeas de 2014 abrieron paso a la irrupción del partido en la política de España

Pablo Iglesias, el líder de izquierda que amenaza con poner fin al bipartidismo español

Pablo Iglesias, líder de Podemos y candidato a las elecciones de este domingo en España. Foto: Flickr
Pablo Iglesias, líder de Podemos y candidato a las elecciones de este domingo en España. Foto: Flickr
19 de diciembre de 2015 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

En marzo de este año Pablo Iglesias aparecía en la portada de la edición internacional del diario The New York Times. Bajo una foto del líder de Podemos exultante, con el puño cerrado y los focos apuntando un contraste que proyectaba dominio de la situación, la imagen se apoyaba en el siguiente titular: “La nueva izquierda sacude la política en España”.

El motivo de semejante despliegue estuvo en los espectaculares resultados obtenidos por la marca morada en las elecciones europeas de 2014, cinco parlamentarios, pero, sobre todo, en el pánico que su arrolladora irrupción estaba provocando en los sectores financieros que cotizan en bolsa, en los grandes partidos que han dirigido España los últimos 40 años e, incluso, en la Casa Real.

Llamó la atención que un grupo de jóvenes profesores universitarios hubiera sido capaz de canalizar la enorme diversidad que supuso el movimiento contestatario del 15-M y sus “mareas” a través del rostro de un líder con coleta, cuya imagen empapeló las calles de Madrid. Para entender el ascenso meteórico de Pablo Iglesias en el panorama político español es necesario tener en cuenta la relevancia que tuvo La Tuerka, el programa de televisión que presentaba desde un barrio obrero madrileño como Vallecas, durante los años más difíciles del gobierno conservador. Fue ahí donde Iglesias pulió con talento un discurso televisivo tan arrollador que terminó lanzándole a las estaciones nacionales.

Y con todo ese material entre las manos, Podemos comenzó a desplegar su jugada maestra para laminar al bipartidismo imperante. Cierto es que parte del trabajo lo ha hecho la realidad misma –la crisis y la corrupción-, pero también que sus estrategas políticos supieron combinar visibilidad mediática con inteligencia para difundir un mensaje que ahora le permite tocar el poder con las puntas de los dedos.

Pero el influjo de Pablo Iglesias no sería nada sin su guardia pretoriana, desde el incombustible Juan Carlos Monedero, que ya no está en primera línea, a la brillantez dialéctica de Íñigo Errejón. La fuerza de Podemos es como la de esos equipos de fútbol que basan su poder en el trabajo de equipo más que en la inspiración de las figuras. Juntos agitaron el árbol de la izquierda española, demasiado mustio y desangelado, e introdujeron parte de los principios elaborados por dos grandes teóricos del postmarxismo, el argentino Ernesto Laclau y el italiano Antonio Gramsci, lo bañaron de realidad y lo presentaron en sociedad para granjearse el respaldo de los sectores más críticos del mundo universitario.

Como recuerda el filósofo Santiago Alba, candidato de la formación al Senado, “Podemos se definió como una propuesta transversal, al margen de ese eje tradicional izquierda/derecha que ha hecho, por ejemplo, de IU un partido centauro, es decir, que abarca por arriba, apoyando al régimen actual, mientras también lo ha hecho por abajo, luchando contra él”.

Desde el primer día, Iglesias apoyó el derecho a decidir sobre la economía y sobre el marco jurídico y constitucional; explicó que su partido no ha llegado para sustituir a las organizaciones sociales, y su mantra sigue siendo que “la casta (el gobierno y sus derivados económicos) no tiene el poder garantizado”. (I)

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Según sondeo filtrado en Andorra

El PP pierde terreno y baja a 25,8 puntos

A pesar de que publicar encuestas a 24 horas de las elecciones está prohibido en España, una empresa del Principado de Andorra filtró ayer un macrosondeo realizado tras la agresión sufrida por el presidente Mariano Rajoy con unos resultados sorprendentes. El PP, que ha encabezado todos estudios demoscópicos realizados hasta ahora, baja ligeramente en la estimación de voto hasta el 25,8%, lo que le supondría obtener entre 107 y 111 diputados.

La encuesta también muestra la pelea que mantienen PSOE y Podemos por la segunda posición. La diferencia entre ambos partidos es de un punto porcentual -21,4% y 84-88 escaños de los socialistas frente al 20,4% de los votos y 71-75 diputados de la formación de Pablo Iglesias-. Quien parece descolgarse en la recta final de la campaña es Ciudadanos, cuya estimación de voto es del 16% que le permitiría tener una representación que no superaría nunca los 54 asientos en el Congreso.

Se trata de un escenario distinto al que auguró el 3 de diciembre el sondeo más importante del país, el que elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, estatal).

Publicado un día antes del inicio de la campaña electoral, daba la victoria al PP, pero otorgaba un empate técnico al PSOE y Ciudadanos en el segundo puesto, con una intención de voto del 20,8% y del 19%, respectivamente. El sondeo dejaba a Podemos en cuarto lugar, con un 9,1%.

Es previsible que, pase lo que pase en estos comicios generales, el PP sufra una fuerte caída respecto a los de 2011, en los que obtuvo una holgada mayoría absoluta, con 186 diputados y el 44,6%  de los votos. (I)

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