La reforma laboral aprobada por el gobierno del Partido Popular (PP) tiene un contexto económico, pero también político, afirman los analistas.

Josep Reniu, profesor titular de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona, opina que la lectura general de esta ley se sitúa en clave macroeconómica.

Sin embargo, el profesor considera que detrás está también un mensaje político tanto en el plano doméstico (demostrar que la victoria por mayoría absoluta del PP les ha otorgado el poder político pleno), como en el plano europeo (mostrar fuerza ante los socios europeos) en un momento de incertidumbre sobre la capacidad de España por llevar a cabo reformas estructurales.

“El problema es que sindicatos y patronal ya habían pactado reformas significativas, que quedaron en papel mojado tras la iniciativa gubernamental”, dice.

El economista Nacho Ávarez resalta que la reforma responde a presiones económicas y políticas. Por un lado, precisa, los mercados presionan a la economía española para que apruebe medidas de corte neoliberal que garanticen el pago de la deuda y la competitividad de la economía.

Sin embargo, destaca que también se unen las propias presiones de la patronal española, consciente de que el nuevo gobierno legislaría a su favor.