Negociaciones del programa nuclear iraní se alejan de un acuerdo
Un alto responsable iraní acusó este jueves de noche a las potencias occidentales de cambiar de posición durante las negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán, todavía en la incertidumbre después de trece días de discusiones en Viena.
"Hemos constatado algunos cambios de posición respecto a un gran número de cuestiones, lamentablemente", declaró la fuente, considerando que "esto pone las cosas aún más difíciles".
Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, advertió de que algún día no lejano la conversaciones con Irán hasta podrían fracasar. "No nos sentaremos a la mesa de las negociaciones para siempre", ha dicho Kerry en una breve comparecencia ante la prensa en Viena a finales de esta tarde.
"Estamos aquí porque creemos que estamos haciendo progresos reales hacia un acuerdo completo - ha explicado el jefe de la diplomacia estadounidense -. Pero a pesar de estos avances, algunas de las cuestiones duras permanecen sin solución". Kerry aludió así a las pocas, pero decisivas, disensiones entre la República Islámica y los seis países del G5+1 (integrado por EEUU, China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania).
El ministro de Exteriores de Francia, Laurent Fabius, coincidió con Kerry en que en las conversaciones con la República Islámica "todavía hay problemas difíciles para resolver". "Hemos decidido quedarnos (en Viena). Todavía hay mucho trabajo por hacer", ha subrayado Fabius, al reiterar la postura muy exigente de Francia con Irán, que el propio ministro galo ha calificado de "firmeza constructiva".
Los ministros de Exteriores de casi todas las potencias del G5+1 han vuelto a reunirse este jueves en Viena, para abordar una vez más los escollos residuales, pero muy delicados, que impiden el acuerdo con Irán. Precisamente las firmezas de Francia y Estados Unidos, por un lado, y la República Islámica, por el otro, apuntan a que una consecución de ese acuerdo sólo sería posible si se tomaran "de ambos lados" aquellas "decisiones políticas difíciles" sugeridas hace unos días por el ministro de Exteriores británico, Philip Hammond.
Disputa
Las cuestiones aún por solventar son la derogación del embargo internacional sobre suministros de armamentos a Irán (reclamada, de momento en vano, por Teherán), las inspecciones en sitios militares de la República Islámica (aceptada solamente de forma limitada por este país), y las reglas sobre la investigación y desarrollo en materia nuclear que se podrá ejercer en su territorio.
El levantamiento gradual de todas las sanciones internacionales vigentes contra Irán es la contrapartida ya prometida por los seis a la Teherán a cambio del importante acuerdo, que restringiría temporalmente y en gran medida el programa atómico de la República Islámica.
La derogación, aunque progresiva, de esas sanciones es también un objetivo imprescindible para Irán en las negociaciones en Viena con el G5+1. Al menos verbalmente, la República Islámica sigue exigiendo que el acuerdo con las seis potencias ya prevea también el levantamiento del embargo de la ONU sobre suministros a Teherán de armas convencionales y tecnología para misiles balísticos.
Pero, en el ámbito de ese acuerdo, Estados Unidos y Francia al parecer pretenden mantener, o incluso adoptar, varias medidas provisionales de precaución contra Irán. De esta manera los dos países procuran impedir que la República Islámica, contradiciendo sus propósitos declarados, pueda utilizar su programa nuclear civil para desarrollar un arma atómica. El propio acuerdo por el que se está negociando intensamente en Viena tiene el objetivo de comprobar y garantizar el "carácter exclusivamente pacífico" del programa nuclear iraní, nunca cuestionado con pruebas por el OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica). Sin embargo, este organismo aún no descarta que las actividades atómicas de Irán tengan también "posibles dimensiones militares".
Por tanto, el G5+1 resulta reacio a decidir ya el levantamiento del embargo militar contra Irán. Otros supuestos motivos del desacuerdo que persiste entre las seis potencias y Teherán son las reglas de las futuras inspecciones internacionales en los sitios militares de lrán, así como las fechas de reanudación y el alcance de la investigación y desarrollo en materia nuclear, que la República Islámica estará autorizada a llevar a cabo de forma limitada.
Según relataron algunos senadores democrátas norteamericanos tras entrevistarse en Washington con el presidente Barack Obama, éste habría reiterado el pasado miércoles que EE.UU. quiere "bloquear cualquier camino" que permita a Irán alcanzar la bomba atómica. Por su parte, Laurent Fabius advirtió de que, en relación con este país, Francia atribuye una "importancia especial a las limitaciones necesarias sobre la producción e investigación nuclear, las sanciones y los posibles aspectos militares" del programa atómico persa.
Faltan unas pocas horas para que, en caso de éxito de las difíciles negociaciones en Viena, el presidente Obama, pueda empezar a levantar en 52 días en lugar de 82 algunas de las sanciones en vigor contra Irán, concretamente las tomadas de forma unilateral por EEUU. A las seis de la madrugada del viernes 9 de julio (hora de Madrid, que corresponden a las doce de la medianoche en Washington) entra en vigor en Estados Unidos la ley recién adoptada por la mayoría republicana en el Congreso precisamente para obstaculizar el pacto entre el G5+1 e Irán. A partir de esa hora, el Capitolio contará con 60 días, y ya no 30, para pronunciarse sobre el eventual acuerdo entre la República Islámica y las seis potencias. Posteriormente, el presidente estadounidense tendría 12 días para poner el veto (con el que él mismo ya amenazó) contra el posible rechazo del pacto con Irán por parte de el Congreso. A continuación, éste contaría con otros. A continuación, éste contaría con otros 10 días para intentar superar el veto presidencial con una votación por mayoría cualificada.
Alargamiento de negociaciones
Por tanto, de no alcanzarse el acuerdo con la República Islámica en las próximas horas, se pospondría el comienzo del levantamiento gradual de sanciones prometido a ese país y anhelado por Teherán, que obtendría así un importante alivio para su economía. Además, el alargamiento del plazo de pronunciamiento del Congreso estadounidense incrementaría las posibilidades de que el acuerdo con Irán sea torpedeado de alguna manera por sus varios opositores, entre ellos los republicanos norteamericanos, así como Israel y Arabia Saudí.
Stefano Marchi, corresponsal del diario El Mundo destacó la enorme dificultad a la que se enfrentan las partes en las negociaciones en Viena se reflejó el miércoles en un altercado entre el ministro de Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif,y la Alta Representante de la UE, Federica Mogherini, quien formalmente encabeza el G5+1. Interpretando la postura de las seis potencias, Mogherini habría advertido a Zarif que, de no querer Irán un acuerdo (con las condiciones impuestas por el G5+1), las negociaciones fracasarían. "Nunca amenace a un Iraní", contestó el jefe de la diplomacia de Teherán a la Alta Representante europea. (I)