Naviera admite que hubo error humano en naufragio
La compañía naviera Costa Crociere admitió ayer que el naufragio del crucero Costa Concordia frente a costas italianas se debió a un error humano, mientras que las labores de rescate para buscar a 16 desaparecidos se reanudaron tras haberlas interrumpido por mal tiempo.
El presidente y consejero delegado de la compañía naviera Costa Crociere, Pier Luigi Foschi, manifestó que el capitán Francesco Schettino, que está actualmente detenido, no respetó el reglamento. Foschi, en una rueda de prensa televisada en Génova, donde tiene su sede la naviera, agregó que darán asistencia legal al comandante, pero reiteró que no pueden negar “que se trató de un error humano”.
“Estamos ante una tragedia de proporciones importantes”, expresó el también consejero delegado de Costa Concordia sobre el naufragio, del pasado viernes, frente a las costas de la isla italiana del Giglio, en el mar Tirreno, y en el que han fallecido hasta el momento seis personas.
Sobre la maniobra que realizó Schettino al acercarse a la costa de la isla del Giglio y que causó que el crucero impactara contra un escollo, Foschi aseguró que “no había sido aprobada, ni autorizada”.
Los diarios Corriere della Sera e Il Tirreno aseguraron ayer que el crucero se acercó tanto a la isla del Giglio para dar una sorpresa al jefe de camareros, Antonello Tievoli, y al ex comandante Mario Palombo, una leyenda entre los comandantes de la naviera genovesa.
“El comandante tomó por iniciativa una decisión contraria a nuestro reglamento, que está escrito y certificado. Nuestra posición no es la de tomar distancias, sino la de disociarse completamente de esta conducta que ha causado el accidente”, agregó Foschi.
Sobre los testimonios de los náufragos de que el capitán, que trabajaba en la naviera desde hace once años, abandonó la nave apresuradamente y sin prestar ayuda, el presidente de Costa Crociere aseguró que otras declaraciones apuntan a que el comandante hizo lo que debía.
“Todos los miembros de la tripulación se han comportado como héroes. Han actuado en una situación de nocturnidad y con el barco inclinado. La inclinación del barco no permitió bajar las lanchas, pero incluso en ese estado fueron evacuadas 4.000 personas en dos horas”, resaltó ante las críticas de que hubo falta de asistencia a los pasajeros por parte del personal.
Los submarinistas italianos, por su parte, reanudaron ayer la búsqueda de los 16 desaparecidos, entre ellos una peruana que integraba la tripulación, tras haberla interrumpido por mal tiempo.
Los equipos de rescate tuvieron que interrumpir tres horas la carrera contrarreloj debido al mal tiempo, pero no pierden la esperanza de hallar personas con vida.
El crucero de lujo de casi 300 metros de eslora naufragó el viernes por la noche tras impactar contra una roca hacia las 21:30 (hora local) con 4.229 personas a bordo, entre ellas más de 3.200 turistas de 60 nacionalidades y un millar de miembros de la tripulación, entre ellos numerosos peruanos, colombianos y centroamericanos.
Los más de 4.000 evacuados fueron transferidos el sábado de la isla del Giglio al puerto Santo Stefano, y de allí repatriados, en su mayoría, a sus lugares de procedencia.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador informó ayer que los dos compatriotas que se encontraban en el crucero están fuera de peligro y fueron trasladados a sus lugares de residencia, el domingo 15 de enero. La empresa responsable del crucero se hizo cargo del hospedaje y traslado de los ecuatorianos César Steven Avecilla y José Jacinto Vidal Zambrano, confirmó la Cancillería tras resaltar que no existen otros compatriotas entre los desaparecidos.
Mientras tanto, autoridades italianas consideran que la nave, con 2.380 toneladas de combustible a bordo, es una especie de bomba en uno de los entornos más delicados del Mediterráneo.
El ministro de Medio Ambiente, Corrado Clini, pidió una intervención urgente para evitar que se derrame el gasóleo de la embarcación.
“Toda la zona corre alto peligro”, subrayó el ministro, tras recordar que el archipiélago de Toscana, formado por siete islas, es una de las zonas más protegidas de Italia. Fue declarado desde 1996 parque marino y es conocido porque es un santuario de ballenas.