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Multitudes reclaman más progresos en Brasil

Multitudes reclaman más progresos en Brasil
22 de junio de 2013 - 00:00

Brasilia.- Brasil, el gigante sudamericano, convertido en modelo de país emergente gracias a sus avances en desarrollo y en la lucha contra la pobreza, que había planeado su apoteosis planetaria con la Copa del Mundo 2014, vive una explosión de ira de multitudes en sus calles, que estigmatizan a sus políticos por ineficiencia y corrupción.

Las manifestaciones cuestionan la imagen de un país que reducía la pobreza, crecía y había ganado una destacada proyección internacional, fruto de una euforia alimentada por los éxitos que Brasil cosechó tras el ascenso al poder del popular obrero metalúrgico Luiz Inacio Lula da Silva en 2003.

En todo Brasil más de un millón de manifestantes tomaron las calles la noche del jueves en una vorágine de protestas, iniciadas hace diez días contra el alza de los precios del transporte y que escalaron hasta un descontento general con los políticos y los gastos públicos, unos 14.000 millones de dólares, para la Copa Confederaciones que comenzó el sábado anterior y el Mundial de 2014, que los manifestantes afirman debían ir a educación y salud.

“El pueblo despertó”, “más dinero para salud y educación”, exigían los manifestantes durante  las protestas que dejaron dos personas muertas. El primero, un hombre, de 18 años que murió atropellado en la ciudad de Riberão Preto, en el estado de Sao Paulo. La segunda, una barrendera de 54 años que inhaló gas lacrimógeno lanzado por policías en la ciudad de Belén, falleció ayer  de un paro cardíaco.

En Río de Janeiro se congregaron 300.000 personas, según cálculos de la Universidad Federal de Río de Janeiro, con lo que se triplicó la convocatoria del pasado lunes.

La Policía utilizó bombas de gas lacrimógeno para dispersar a un pequeño grupo de encapuchados que supuestamente intentaba invadir la sede de la alcaldía, según fuentes oficiales. La carga policial provocó carreras y la dispersión de los manifestantes que hasta ese momento marchaban pacíficamente.

El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, condenó a los grupos que aprovecharon la manifestación para destruir bienes públicos, entre los que citó 98 semáforos y 30 placas de señalización.

En todo Brasil más de un millón de manifestantes tomaron las calles la noche del juevesEn Brasilia una masa humana, estimada inicialmente en 25.000 personas, ocupó la plaza frente al Congreso, entre las cuales se veían algunas pancartas contra la Comisión de Derechos Humanos en la Cámara, que aprobó esta semana un polémico proyecto de ley que autoriza a los psicólogos a ofrecer tratamientos para “curar” a los homosexuales. Los agentes rechazaron a un grupo que incluso intentó acceder a la Cámara. En Sao Paulo, los manifestantes se congregaron en la Avenida Paulista, donde hubo algunos momentos de tensión cuando los participantes hostigaron a personas con insignias del Partido de los Trabajadores (PT), el partido de Rousseff y de Lula Da Silva.

Progresos y tareas pendientes

En los últimos diez años la renta y el salario mínimo de los brasileños subió un 10%, el desempleo cayó a niveles históricos de 11,9% a 5,7%,  las políticas sociales llevaron a reducir la pobreza del 37,5% al 20,9% y la indigencia del 13,2% al 6,1%, como consecuencia 40 millones de personas pasaron a engrosar las clases medias que hoy superan la mitad de los 194 millones de habitantes, y, empujado por el crédito, el consumo avanzó explosivamente. En ese período, las inversiones internacionales afluyeron al país como nunca, y éste se convertía en una de las grandes economías emergentes, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que consiguieron abrir el G8 a un G20 de grandes potencias.

Lula dejó el poder con 80% de popularidad y eligió a su sucesora, Dilma Rousseff, una dama de hierro sin el carisma de su predecesor, pero con popularidad récord, que solo comenzó a caer el último mes tras dos años de inflación elevada y crecimiento debilitado, a pesar de que mantuvo una mano dura con la corrupción.

Los brasileños se han rebelado contra “una creciente situación de penuria en la vida urbana, con un transporte colectivo precario, la salud desastrosa, la violencia enorme, el tránsito insoportable, que durante años había sido compensada por la mejora de los salarios y los empleos”, expresó Ricardo Antunes, sociólogo de la Universidad de Campinas.

“No fue todo una ilusión: no podemos negar que el país avanzó y mejoró en muchos aspectos: la renta, los indicadores sociales, e incluso con todas las críticas a los políticos, la democracia se consolidó. La cuestión es que quedaron muchos problemas por resolver, que afloran ahora de una manera sorprendente, coincidiendo con un deterioro de la economía”, explicó  Ricardo Ribeiro, analista  de MCM Consultores.

En el país del fútbol, la virulencia de las protestas contra el Mundial también ha sorprendido: “Cuando Lula candidatizó al país para los grandes eventos deportivos mundiales -que los manifestantes critican como el gran ejemplo de derroche público- Brasil estaba en una euforia sobre su futuro y se creía que impulsaría inversiones en infraestructura, negocios y turismo. Tenía todo sentido. Pero muchas obras quedaron en el papel, especialmente las de movilidad urbana para mejorar la vida en las ciudades y lo que se construyó fueron carísimos estadios”, explicó  Ribeiro.

La peor parte del descontento se la llevan los políticos de todos los partidos y administraciones a los que reclaman soluciones prácticas a los problemas del día a día. “Basta de corrupción” y “El pueblo unido avanza sin partido”, gritaban los manifestantes el jueves en la Avenida Paulista de Sao Paulo.

Años de escándalos de corrupción que afectaron a casi todo el espectro de políticos y partidos, incluido el gobernante PT, se mezclaron con la falta de servicios y crearon “un abismo entre la sociedad civil y la política”, evaluó Chico Alencar, diputado del partido Socialismo y Libertad que se escindió del PT.

GOBIERNO EVALÚA DAÑOS Y FUTURA VISITA DEL PAPA

La presidenta  de Brasil, Dilma Rousseff, se reunió ayer con varios integrantes de su Gabinete Ejecutivo para  evaluar los daños de las masivas protestas.  

En tanto el Movimiento Pase Libre, que lidera las protestas, anunció que suspenderá las manifestaciones para evaluar la infiltración de grupos con otros intereses.

Rafael Siqueira, uno de los dirigentes del Movimiento, dijo que en las últimas manifestaciones se infiltraron “grupos conservadores” que defienden otras ideas, como la penalización del aborto.

Pese a que el Movimiento Pase Libre dice no representar a ningún partido político, otras organizaciones que participan en las manifestaciones rechazan los supuestos intentos de grupos de izquierda de asumir el mando en las marchas.

Por su parte, el ministro secretario general de la Presidencia, Gilberto Carvalho, expresó su preocupación de que las protestas puedan extenderse durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) católica en julio, cuando está prevista la visita del Papa. (EFE/AFP)

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