Publicidad

Ecuador, 11 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Miles de filipinos suplican por ayuda

Miles de filipinos suplican por ayuda
13 de noviembre de 2013 - 00:00

Madres con bebés en brazos, caminando sin rumbo y llorando forman parte de las decenas de miles de afectados por el tifón Haiyan que suplican por alimentos y agua en las zonas devastadas en la región central de Filipinas. 

La Unión Europea y varios países han enviado ayuda y equipos médicos a la isla de Leyte y otras zonas afectadas, aunque la asistencia está llegando de forma paulatina e insuficiente, dada la magnitud de la catástrofe provocada por el tifón el pasado viernes.

Tacloban, con menos de un 30% de sus edificios en pie, es un cuadro que resulta desolador.
Cuando dos aviones de las Fuerzas Armadas de Filipinas llegaron la madrugada de ayer al aeropuerto de la devastada ciudad de Tacloban, la más afectada en Leyte, los soldados y policías se afanaban para evitar una avalancha de damnificados que pedían subir a los aparatos para ser evacuados.

Las madres elevaban a sus bebés en medio de la lluvia para conseguir entrar primero, aunque pocos pudieron embarcar en los aviones C-130. “Les supliqué a los soldados. Me puse de rodillas y supliqué porque tengo diabetes”, dijo Helen Cordial, una de las supervivientes del tifón, según el canal local de televisión GMA.

“Por favor, digan a las autoridades que nos ayuden. ¿Dónde está la comida? ¿Dónde está el agua? ¿Dónde están los soldados para recoger los cadáveres?”, decía Carol Mampas, de 48 años, con su hijo de tres años con fiebre. Como miles de supervivientes, esta mujer pasó la noche del lunes en el maltrecho aeropuerto de Tacloban con la esperanza de tomar un vuelo para abandonar la ciudad.

Tacloban, en donde queda en pie menos de un 30% de sus edificios, es un paraje desolador en el que, según las fotografías aéreas, solo se ven las huellas de las viviendas y la vegetación arrasadas.

Las calles de la ciudad siguen llenas de cadáveres en descomposición y la mayoría de los residentes tiene que dormir bajo la lluvia a la intemperie y hacer largas colas entre las inundaciones para obtener el arroz que reparten los soldados, al tiempo que se han repetido los saqueos de las tiendas ante la desesperación y falta de comida.

El primer ministro Benigno Aquino declaró el estado de calamidad nacional y envió a soldados para garantizar la seguridad, aunque las prioridades ahora son llevar alimentos y medicinas a las víctimas.

Las cifras oficiales hablan de más de 1.700 muertos y casi 10 millones de afectados, mientras que las cifras extraoficiales y Naciones Unidas estiman que los fallecidos sobrepasan las 10.000 personas.

“Es abrumador. Necesitamos más medicinas, no tenemos agua. No podemos proveer más vacunas contra el tétanos porque se nos han agotado”, dijo a los medios locales Antonio Tamayo, capitán de las Fuerzas Aéreas filipinas.

Cortes, contusiones, gripe, el cólera y traumas psicológicos son algunos de los desafíos sanitarios que tienen que afrontar los servicios de emergencia, que empiezan a recibir la ayuda de la ONU y agencias internacionales de cooperación.

La comunidad internacional ha donado hasta el momento 54 millones de dólares (40,2 millones de euros) en ayuda, de los que 10 millones de euros (13,4 millones de dólares) corresponden a la Unión Europea.

Varios buques militares de EE.UU. y el Reino Unido tenían previsto arribar ayer a las costas filipinas con suministros y víveres.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media