Marina Silva, ambientalista, exministra de Ambiente y excandidata a la Presidencia de Brasil
Silva: “El cuidado medioambiental no es de derecha ni es de izquierda”
La exministra de Ambiente brasileña responsabiliza del número y dimensión de los incendios que han afectado a la Amazonía en su país en las últimas semanas, al gobierno de Jair Bolsonaro.
La exfuncionaria asegura que el actual Ejecutivo de su país ha desmontado el esquema de atención a la naturaleza establecida por regímenes brasileños anteriores.
¿Qué se hizo bien anteriormente en materia medioambiental en su país?
Cuando fui ministra trabajé en temas ambientales de forma estructurada. Y nuestros funcionarios operaron con la visión de no aplicar medidas paliativas, sino enfrentar los problemas de una forma estructurada.
Entonces establecimos tres ejes: combate de prácticas ilegales, ordenamiento territorial, y apoyo a las actividades productivas sustentables.
Sobre esos tres ejes iniciamos una política integrada, que tenía relación con el trabajo de 13 ministerios.
Gracias a eso logramos resultados reconocidos por el mundo entero. Había un ordenamiento ambiental.
¿Qué política ha establecido el gobierno de Jair Bolsonaro?
El gobierno de Bolsonaro triunfó haciendo apología de los delitos ambientales. Presentó proyectos de ley para terminar con los controles y el manejo ambiental, para reducir las unidades de conservación, para reducir las tareas del Ministerio de Ambiente. Y este manejo ha sido lo que llevó a la situación actual.
¿Bolsonaro mantuvo alguna de las políticas implementadas por ustedes?
Hubo desmonte de la política ambiental. Les restó importancia a algunos organismo y los subsumió dentro de otras instituciones. Redujo las labores de control, de fiscalización, redujo el tamaño de las unidades ambientales. Entonces, es un desmonte general. De las cosas que creamos, hoy existe muy poco.
¿El cuidado ambiental es ideológico?
En el gobierno de Lula también había contradicciones. Hubo mucha presión para derogar las medidas de protección, pero también hubo presión nacional e internacional que obligó al Gobierno a mantener las medidas. El cuidado del medio ambiente no es de izquierda o de derecha. Es un reto civilizatorio, de seres humanos. Izquierdistas y derechistas necesitan de agua, aire puro, tierra fértil.
¿Cuánto ha resultado afectada la flora y fauna por el fuego?
Esa cuantificación será posible usando imágenes de satélite, cruzando datos sobre áreas de pastoreo, selváticas mediante el uso de una ecuación creada para ello. Lo que sabemos es que son grandes áreas. 70.000 focos de incendio es hablar de algo grande. Pero esto necesita ser avalado, cuantificado.
¿Cuánto de la Amazonía brasileña se ha destruido?
Calculo que más del 18%.
¿Cuánto tardará la Amazonía en recuperarse?
Tratándose de un bosque tropical, la recuperación demora décadas. A pesar de ello, nunca volverá a haber la misma conformación forestal. No obstante, es importante que en las áreas deforestadas se planten especies nativas.
¿Qué debería hacer el Gobierno para que no se repitan este tipo de hechos?
Para actuar no se necesita inventar nada. Se deben recuperar las políticas que ejecutaba el Ministerio del Ambiente; fortalecer las instancias de fiscalización y control ambiental, realizar operaciones combinadas entre la Policía federal y la Fiscalía, crear unidades de conservación, mantener las que fueron creadas, volver a demarcar los territorios indígenas, suspender los proyectos de ley contrarios al medio ambiente y fortalecer la gobernanza ambiental y, al mismo tiempo, priorizar proyectos de desarrollo sustentable en la Amazonía.
¿Se debe permitir actividades productivas en la Amazonía?
Se debe establecer una agenda de apoyo a las actividades productivas sustentables. En la Amazonía hay espacio para agricultura sustentable, para extractivismo, para turismo. Podemos generar prosperidad económica, pero sin destrucción ambiental
¿Cómo afectan estos incendios al resto del planeta?
La Amazonía es una zona que equilibra al mundo.
Por ejemplo, desde allí se desfogan millones de metros cúbicos de agua por día al océano. Y sin esa agua, el incremento de salinización, de saturación de los océanos puede comprometer la biología marina. Además, parte de esa cantidad de agua se evapora, sube a la atmósfera y genera, a su vez, lluvia. Por otra parte, la Amazonía es una gran reserva de carbono y destruida así, la descomposición de la materia destruida emite gran cantidad de gases de efecto invernadero que podrían desequilibrar la temperatura de la tierra. Y esto generaría dificultades como el crecimiento del nivel de los océanos, en perjuicio de la vida marina; derretimiento de los grandes glaciares. Muchas cosas malas pueden ocurrir a partir de la destrucción de la selva.
¿Se pueden calcular las pérdidas económicas?
La Amazonía no permite cálculos económicos.
¿Cuánto se necesitaría para recuperar las zonas afectadas?
Es complicado. Pero cuando fui ministra, invertimos de $ 400 a $ 500 millones en preservación en cuatro años. Y logramos una política altamente efectiva. Es fundamental que se piensen las políticas de forma integral, en las que intervengan los gobiernos federal, estatales, municipales, la sociedad civil y la academia.
Las políticas que implementé se armaron en seminarios técnico-científicos que hacíamos con la academia, el sector público, los organismos de control y fiscalización, movimientos sociales, sector productivo.
Cómo afectan los incendios a la economía brasileña?
Brasil ya vive una crisis económica grave. Hoy tenemos un país en recesión, con dos millones de desempleados. Y por eso mismo es preciso buscar nuevas alternativas, una economía más diversificada, donde haya espacio para el extractivismo, actividades agropecuarias, turismo, la biotecnología, emprendimientos modernos, la creación de nuevos productos, nuevos materiales. Y la Amazonía permite eso. Pero independientemente de aquello, la Amazonía tiene que preservarse por su belleza, su diversidad natural, cultural.
¿Los países amazónicos deben trabajar de manera conjunta en la preservación natural?
Es fundamental que tengamos una política integrada, con las debidas especificidades nacionales, basada en un plan de desarrollo sustentable para la Amazonía.
Hay que buscar los recursos financieros, humanos, tecnológicos, crear infraestructura y establecer una cooperación muy grande entre nosotros. (I)