Masaya, el pueblo aguerrido se rebela contra Daniel Ortega
En la ciudad nicaragüense de Masaya parece que todo el mundo está listo para ir a la guerra: desde niños pequeños de brazos flacos hasta mujeres mayores con sus rostros llenos de arrugas.
Con morteros artesanales, sus caras cubiertas con pasamontañas y bandanas, los jóvenes de Masaya montan guardia tras un sinfín de barricadas, determinados a frenar a la policía antimotines del presidente Daniel Ortega, a la que acusan de atacar a la ciudad y sus habitantes.
Construidas con troncos, adoquines, trozos de metal y cualquier otra cosa que tienen a mano, las barricadas se mantienen por una red logística improvisada que parece involucrar a casi los 100.000 habitantes de la localidad.
Masaya está en la primera línea de fuego de la crisis que vive el país centroamericano desde el 18 de abril, que comenzaron las protestas contra una reforma del sistema de pensiones, retirada luego por el Ejecutivo.
Las primeras manifestaciones, y la subsiguiente represión, llevaron a más protestas y hasta ahora la crisis deja 134 muertos. No es la primera vez que esta ciudad arbolada, ubicada en el sureste de Managua, queda en medio de una batalla clave para el país.
Ramona García, de 83 años, recuerda que construyó barricadas similares en los años 1970, cuando Ortega era líder guerrillero y Masaya estaba de su lado, luchando contra el régimen del dictador Anastasio Somoza.
La ciudad jugó un papel clave en la rebelión de Ortega, dando refugio a los sandinistas cuando necesitaron hacer un repliegue táctico desde Managua el 27 de junio de 1979, fecha que hoy es feriado nacional.
“Luchamos así, como estamos aquí. Trayéndoles comida, trayéndoles agua. Así era, en las barricadas”, narró la mujer de baja estatura y rostro lleno de arrugas.
“Pero (Somoza) no era como este, no mató tanta gente como este”, aseguró, refiriéndose a Ortega, quien domina la política nicaragüense desde que los rebeldes sandinistas sacaron del poder a Somoza el 19 de julio de 1979.
Los habitantes están asediados
Los residentes acusan a la policía y a bandas paramilitares cercanas a Ortega de saquear Masaya, así como de quemar en dos ocasiones su mercado de artesanos -símbolo de la ciudad.
Según habitantes, francotiradores apostados en torno a la asediada estación de policía atacan a los ciudadanos. Mientras que bandas guiadas por los antimotines la emprenden contra las barricadas y vandalizan la ciudad la mayoría de las noches.
Zeneyda del Rosario Cuesta, de 34 años, perdió a su hijo Elías Josué, de 17 años, quien murió en medio de los disparos.
En esta ciudad, que se enorgullece de su espíritu luchador, se tiene la sensación de que apenas comienza el enfrentamiento. (I)
Un manifestante antigubernamental dispara un mortero casero desde una barricada en la ciudad de Masaya. Foto: AFP
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EE.UU. restringe visa a funcionarios por abusos
Nicaragua vivió este jueves 7 de junio una nueva jornada de tensión mientras se esperaba una reunión entre el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y los obispos para saber si se continúa con el diálogo.
La Policía Nacional informó que dos manifestantes murieron en enfrentamientos violentos, uno en Masaya y otro en Chinandega. La cifra de muertes con ellos sube a 129 durante 51 días de crisis sociopolítica, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La presencia de agentes antimotines en camionetas todoterreno rondando por las ciudades motivó a unos habitantes a levantar las barricadas en barrios y comunidades, y a otros a mantenerse en sus casas, por temor a que ingresen y disparen, o realicen arrestos.
En el interior de Managua las barricadas en las calles proliferaron, especialmente en los barrios de la periferia. En tanto, los bloqueos en las carreteras se multiplicaron en las ciudades del Pacífico de Nicaragua, que parece escenario de guerra.
Mientras tanto, Estados Unidos impuso restricciones de visado a los responsables de abusos contra los derechos humanos en Nicaragua, informó la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.
“La violencia política por parte de la policía y de matones progubernamentales contra el pueblo de Nicaragua, en particular contra estudiantes universitarios, muestra una flagrante falta de respeto por los derechos humanos y es inaceptable”, expresó Nahuert en un comunicado.
Las sanciones afectan a oficiales de la Policía Nacional, funcionarios municipales y a un funcionario del Ministerio de Salud, que, según Washington, “dirigen o supervisan la violencia contra quienes ejercen sus derechos de reunión pacífica y libertad de expresión”.
“Estamos enviando un mensaje claro de que los abusadores de los derechos humanos y aquellos que socavan la democracia no son bienvenidos en Estados Unidos”, añadió. (I)