La Cruz Roja en Ginebra sería la sede de la primera reunión en diciembre
Malvinas, una espera de 34 años para identificar los restos de 123 soldados
Treinta y cuatro años después de la guerra de Malvinas, los restos de 123 soldados argentinos caídos en combate aún no han sido identificados y están enterrados en tumbas anónimas en el cementerio de Darwin, en las islas del archipiélago austral.
“Ningún gobierno democrático argentino se preocupó en darle un nombre a las sepulturas hasta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Solo ella se comprometió a llevar adelante nuestra lucha y se cargó a nuestros muertos al hombro”, dice a EL TELÉGRAFO David Zambrino, titular del Centro de excombatientes de Malvinas de la provincia del Chaco, fronteriza con Paraguay.
Argentina y Gran Bretaña negocian actualmente la creación de un grupo que se encargará de llevar adelante la identificación de estos soldados muertos en la guerra de 1982. Una primera reunión podría darse ya en diciembre en la sede de la Cruz Roja en Ginebra. Es un primer paso para subsanar más de 3 décadas de olvido.
La culminación del conflicto bélico argentino-británico empezó el 14 de junio de aquel año. Tras 74 días de combates murieron 649 argentinos, 123 de los cuales nunca fueron identificados.
Los restos de estos soldados, en su mayoría jóvenes entre 18 y 20 años que cumplían con el servicio militar obligatorio durante la dictadura y con escasa preparación en el uso de las armas, quedaron en el mismo lugar donde cayeron en combate. “Ocho meses después el coronel británico Jeffrey Cardoso se encargó de enterrarlos en tumbas NN (no tienen nombre) en el cementerio de Darwin, a 90 kilómetros de Puerto Argentino, capital de las Malvinas. Cada tumba lleva una inscripción que dice: “Soldado argentino solo conocido por Dios”.
“Cardoso pidió varias veces a los gobiernos democráticos argentinos que fueran a las Malvinas a identificar los cuerpos, pero nunca le contestaron”, confió Zambrino.
Recién en 2012, el gobierno de Fernández de Kirchner solicitó la colaboración de la Cruz Roja para identificar los cuerpos y se encargó de tomar las muestras de ADN a familiares de los soldados. Ya se tomaron 80 muestras y falta contactar a otras 40 familias involucradas. En solo 3 casos familiares se negaron a formar parte del proyecto. Ahora se espera que las negociaciones lleguen a buen puerto.
Cardoso viajó incluso a la Argentina y se reunió con Zambrino en el Chaco en febrero pasado. “Vino porque quería hablar con familiares de estos soldados y hay 24 que son chaqueños”, sostuvo este excombatiente argentino que luchó a 3,5 kilómetros de Puerto Argentino.
“Esto tiene que salir lo antes posible. Los familiares están muy viejos. Acá están muy golpeados después de 35 años de espera”, enfatizó Zambrino.
Ramón Alegre, de 103 años y su esposa Ángela, de 99, padres de Celso, siguen a la espera de una resolución. Foto: Lagmi Chávez.
El caso más representativo es el del soldado Celso Alegre. Su padre Ramón Alegre, de 103 años y su madre Ángela, de 99, son de la etnia indígena Qom. Solo hablan su lengua originaria. Viven en medio del campo en la provincia del Chaco. En un costado de su humilde casa tienen una bandera argentina, levantada sobre un pedestal, y que izan a media asta todos los días en señal de luto por la situación de su hijo.
Carmen, hermana de Celso, el soldado Qom que tenía 19 años cuando murió, recuerda que “era buenito, iba a la escuela, estudiaba, terminaba y ayudaba al padre en la caña y el lunes iba a la escuela. Estudió hasta que lo llamaron y ahí se fue [a cumplir el servicio militar]. Pasó por mi casa y se despidió” pero jamás volvió.
“No teníamos ningún contacto [con él durante la guerra], nada de nada. Cuando pasó todo, a los 8 meses, casi al año recién llegó el Ejército acá, recién ahí nos avisaron” que estaba desaparecido. “Hasta ahora no tenemos explicación, no se [...] si él está muerto, nada. Lo único que sabemos es que nunca regresó”, dice Carmen entrevistada por la televisión qatarí Al Jazeera en la casa de sus padres.
Carmen relata: “un compañero [de armas de su hermano] nos contó que él salió con una bandera y lo balearon; ahí le dieron el tiro que le terminó la vida allá en Las Malvinas. Cuando yo fui a Las Malvinas no encontré el nombre (de Celso), está el mármol no más, eso nada más, no encontré nada”.
“Yo quiero saber dónde están los restos de mi hermano, quiero que si tienen los huesos que los traigan acá (a la casa de sus padres, ndr). Si a mí me traen a mi hermano acá lo voy a poner, en este lugar que es de él. Eso voy a hacer. Voy a levantar algo acá, al lado de la bandera. Eso quiero hacer cuando lo encuentre”, enfatiza.
El antropólogo forense Marco Somigliana, que participó en la toma de muestras de ADN de los familiares de los soldados caídos, dijo que “lo que falta, y es lo que están (tratando de hacer) los gobiernos (de ambos países) a través de la Cruz Roja, es ultimar los detalles para la visita a las islas para tomar muestras” de los restos.
“Lo importante es que la misión, en las condiciones que se acuerden, vaya y saque una pequeña muestra y deje los cuerpos donde están y esa pequeña muestra se analice y de esa manera se haga una comparación con las secuencias de las familias que tienen a sus familiares desaparecidos y se establezca la identidad”, dice Somigliana a Al Jazeera.
Y afirma: “cuando uno ha tomado las muestras de gente mayor, padres de más de 80 años, tienes a esos familiares preguntándonos a nosotros cuánto va a tardar esto. Es muy angustiante darse cuenta de que la gente está esperando y que no tiene mucho tiempo para esperar”.
Zambrino, quien volvió a Malvinas 2 veces en los últimos años para rendirle homenaje a los soldados caídos, espera que los restos de sus 123 compatriotas pronto tengan nombre y apellido. “Esto no es una cuestión política, es una cuestión humanitaria”, concluye. (I)
DATOS
Del total de 649 argentinos que murieron en el conflicto, 237 de ellos fueron enterrados en este cementerio, más de la mitad se halla sin identificar.
Los NN (no tienen nombre) fueron declarados por la Argentina como “Héroes nacionales” mediante la Ley Nacional Nº 24.950 de 1998.
El cementerio sirvió inicialmente para el entierro de los 47 efectivos que murieron en la cercana batalla de Pradera del Ganso, librada entre el 27 y 29 de mayo en el istmo de Darwin.
El panteón está dentro de una pequeña hondonada, rodeada de cerros y cursos de agua intermitentes, fuera de la vista de los malvinenses. (I)