En Maicao ayudan a 1.458 desplazados de Venezuela
En medio del sol inclemente y las altas temperaturas se encuentra el Centro de Atención al Migrante (CAI). Este lugar -ubicado en Maicao- acoge a venezolanos y colombianos, desplazados desde Venezuela, en busca de refugio y comida.
En el municipio, departamento colombiano La Guajira, los beneficiarios también tienen acceso al agua potable, escasa en la región.
Alrededor de 1.458 personas que se encontraban en situación de calle (muchos menores de edad) reciben alojamiento, alimentación, valoración médica y primeros auxilios en el CAI. Además, ofrecen facilidad de contactarse con familiares, apoyo psicosocial y orientación legal.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) también dan acompañamiento para el acceso a la nacionalidad, asesorías para solicitar asilo en Colombia, entre otros servicios de registraduría.
Desde enero de 2018 hasta julio de 2019 cerca de 292.256 venezolanos ingresaron a Colombia, a través de La Guajira.
De acuerdo con Alfredo Deluque, candidato a gobernador en La Guajira, los niveles de desempleo son superiores al promedio, el 15%.
Deluque denuncia que la economía se ve afectada por la presencia de venezolanos.
Según Migración Colombia, hay 1’260.594 venezolanos, de quienes 770.975 están de forma regular y 489.619 de manera irregular.
60 carpas dan alojamiento
El campamento fue montado por la Acnur en un terreno cedido por la Alcaldía de Maicao, que es un lugar agreste, árido y difícil.
Las 60 carpas de la primera fase que sirven de alojamiento están dispuestas sobre una superficie de arena con piedras que al menor soplo del viento se cuelan en los ojos, nariz y garganta.
Además, seis contenedores de color blanco se convirtieron en oficinas del NRC, de los oficiales de la Acnur, Aldeas Infantiles, Programa Mundial de Alimentos, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Defensa Civil, Cruz Roja Internacional, Programa Mundial de Alimentos, entre otras.
También hay una zona de lavaderos, duchas, dos áreas comunes con sillas y un restaurante, donde se distribuyen tres comidas diarias.
De acuerdo con los registros, entre marzo y abril se repartieron 36.514 comidas.
“Para los niños no es difícil adaptarse a este entorno. De todas maneras siempre estamos pendientes de sus actitudes, de sus dibujos, de cómo se hace para detectar si hay maltrato, si hay abuso”, manifiesta un funcionario (que prefirio el anonimato) de la oficina de prensa del CAI.
Por regla general, las personas que entran al CAI solo pueden permanecer treinta días, aunque en algunos casos se dan extensiones por la vulnerabilidad que presentan. (I)