La crisis brasileña ha tomado caminos inéditos, a tal punto que movimientos separatistas, que siempre estuvieron en la extrema marginalidad, ahora buscan un plebiscito para independizar a las regiones más ricas del resto del país.

El impulso, si bien tiene connotaciones de la crisis política local y la falta de representación de los partidos mayoritarios, viene explícitamente atado al éxito del Brexit (la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea). Escocia y Cataluña son tomados como referencia por los movimientos separatistas del Sur de Brasil y el del estado de Sao Paulo, las regiones más ricas del país y donde se concentra el voto de la centroderecha y derecha del país desde 2014.

Los movimientos han llamado a plebiscitos informales en Sao Paulo y los estados sureños de Santa Catarina, Paraná y Rio Grande do Sul el 2 de octubre, en coincidencia con la primera vuelta de las elecciones municipales, en puestos de votación ubicados a 100 metros de los colegios electorales.

Para el presidente del grupo Sao Paulo Libre (SPL), Flavio Rebello, la situación sería apoyada por la mayoría de los paulistas: “No es oportunismo por la crisis, es que el modelo económico y político montado en Brasil no sirve más. Lo ideal es cerrar este proyecto y comenzar un país de nuevo, con nueva política e instituciones, cohesionado socialmente, un país más chico, tenemos todo para ser un país del primer mundo”.

Una situación similar se da en el movimiento El Sur es Nuestro País, que proclama la independencia de la región sur, comprendida por los estados de Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul, una zona que limita con Paraguay, Argentina y Uruguay y que siempre ha sido escenario de iniciativas secesionistas a lo largo de la historia brasileña.

“Estamos siendo maltratados por el poder central de Brasilia, por la forma de distribución de impuestos, no somos mejores ni peores que los nordestinos, los del norte o los del centro oeste. De todo lo que producimos Brasilia nos devuelve la migaja del 20% en coparticipación federal”, afirmó por su parte Anidria Rocha, de 46 años, pequeña empresaria dirigente de El Sur es Nuestro País.

Crisis impulsa separatismo

Desde 2014, cuando fue reelecta Dilma Rousseff por menos de 2 puntos de margen, Brasil inició una crisis política dominada por la derecha que pasó a controlar el Congreso y terminó con la suspensión de la presidenta que espera un juicio político en el Senado. La crisis ha derechizado a la sociedad y sectores que nunca habían dominado las calles, con el apoyo de los medios masivos, opositores, lograron imponer parte de su agenda.

No es coincidencia que Sao Paulo y la región sur de Brasil es donde se produjo la menor votación del Partido de los Trabajadores (PT), que venció por la fuerza del nordeste, el norte amazónico y Minas Gerais.

Desde el referéndum que aprobó la salida de Gran Bretaña de la UE, sectores del nordeste, la región más pobre del país, también lanzaron en Facebook iniciativas para separarse de Brasil, aunque sin la organización histórica de los paulistas y los sureños.

El tribunal electoral de Santa Catarina, en Florianópolis, prohibió la realización del plebiscito informal (mesas ubicadas a 100 metros de los lugares de votación en las municipales) por considerar que buscar separarse de Brasil es un delito contra la Constitución.

Según dijeron sus dirigentes a EL TELÉGRAFO, el movimiento de los sureños apunta a reunir firmas del 5% del padrón, lo que significa un millón de electores, para posteriormente enviarlas a la Organización de la Naciones Unidas (ONU) y llamar la atención para realizar un plebiscito oficial. Los tres estados sureños conforman 29 millones de habitantes.

El estado de Sao Paulo tiene 44 millones habitantes. Según el dirigente separatista paulista, la iniciativa no es racista ni segregacionista con el resto de Brasil. “Sao Paulo es un lugar donde se encuentran los paulistas, los nordestinos, los sureños, los bolivianos, los haitianos, esta capacidad para recibir gente y hacer de Sao Paulo un lugar único, una tierra de inmigrantes que marcó la formación del pueblo paulista”, comentó Rebello.

Sao Paulo es el estado más industrializado de Brasil, concentra un tercio del Producto Interno Bruto y es el nudo de la lucha de clases brasileña, con el poder económico y el sindical en pugna. (I)