Vestidos de blanco, opositores venezolanos se movilizaron ayer hacia las sedes de la Conferencia Episcopal en una “marcha del silencio”, tras el recrudecimiento de la violencia que deja 20 muertos en tres tres semanas de protestas contra el gobierno.

Contingentes de la militarizada Guardia Nacional y de la policía custodiaron ayer sectores y accesos estratégicos de Caracas, mientras que decenas de manifestantes llegaron hasta algunos puntos definidos por dirigentes de la oposición, donde algunos rezaban rosarios.

El gobierno acusa a la iglesia venezolana de ser un “actor político” opositor.

En la noche del viernes se registraron pequeñas protestas y brotes de disturbios en un sector de Petare y Palo Verde, al este de Caracas. Fue otra noche de violencia, después de la batalla campal registrada el jueves en el sector popular de El Valle, con tiroteos, saqueos y enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.

El régimen y la oposición se responsabilizan mutuamente de la violencia que deja, además de los 20 fallecidos, cientos de detenidos y heridos desde las manifestaciones del 1 abril. (I)