Pese a los resultados, Artur mas celebra y afirma que tienen el respaldo legislativo suficiente para impulsar la independencia
Los independentistas ganan en Cataluña
La lista unitaria Junts pel Sí triunfó ayer en las elecciones plebiscitarias celebradas en Cataluña pero quedó lejos de aglutinar el 50% de los votos, la llave que hubiera abierto la puerta a la independencia. Ni siquiera sumando los sufragios obtenidos por la CUP, la otra formación rupturista que concurría a los comicios, se acercaron a la mágica cifra.
Pese a este revés inesperado, los partidarios de romper amarras con España controlarán, con sus 66 escaños, un Parlamento catalán que visibiliza el hundimiento del PP y el despegue electoral de los neoliberales Ciudadanos de Albert Riveras que, con 25 escaños, rompió los pronósticos y se convirtió en la segunda fuerza política de Cataluña. Otra decepción mayúscula fueron los resultados obtenidos por Podemos. La formación de Pablo Iglesias obtuvo unos pobrísimos 11 diputados que le dejan como una opción casi residual y con poca capacidad de maniobra en una comunidad clave para ganar las elecciones que en diciembre se celebrarán en España.
El PSOE/PSC logró mantener el tipo con 16 representantes y puede prepararse con garantías para la carrera decisiva hacia el Palacio de la Moncloa.
Con estos datos sobre la mesa, el ambiente triunfalista a favor de la independencia que se respiraba durante estos días en las calles de las principales ciudades de Cataluña se esfumó como por ensalmo.
Pese a la inapelable victoria de Junts pel Sí, los partidarios de la independencia no podían ocultar un halo de decepción, la de estar legitimados para no esperar ni un minuto más para romper definitivamente con el Reino de España.
El escenario que ahora se abre bajo sus pies es tan complejo como imprevisible. Sin un candidato de consenso para liderar la nueva legislatura y dos partidos unidos por la bandera pero enfrentados en lo ideológico, deberán buscar el apoyo de la CUP para gobernar Cataluña. Y aunque así será, tendrá un costoso peaje.
El pequeño partido izquierdista repudia a Artur Mas (foto), a quien considera el máximo responsable de los recortes, de los miles de desahucios que se han producido en Cataluña durante estos últimos años y de la miseria rampante que aflora en algunas zonas del país.
Sus condiciones serán fundamentales para el futuro gobierno de la comunidad que con Madrid, Euskadi y Andalucía forman la columna vertebral del Estado.
Sin embargo, Mas celebró el triunfo con vehemencia y Oriol Junqueras, el otro líder de la lista unitaria y rival ideológico del todavía presidente catalán, prometió guerra: “Tenemos mayoría para llevar adelante nuestro proyecto”. A su lado, en medio de miles de seguidores, las sonrisas eran un tanto forzadas. (I)