Los españoles darán un voto de castigo al PSOE
Hoy cerca de 36 millones de españoles van a las urnas, la mayoría de ellos con la imagen de un país asolado por el desempleo y con la intención de castigar en las urnas al que, según todos los sondeos, es el culpable de la debacle ibérica: el PSOE.
Cinco millones de desocupados, entre ellos migrantes ecuatorianos, una economía estancada y los mercados al acecho de su deuda son un coctel que podría resultar explosivo para el gobernante partido de izquierda, con más de siete años en el poder desde la asunción de José Luis Rodríguez Zapatero.
En el campo económico, la peor tormenta ocurrió esta semana cuando la prima de riesgo rozó los 500 puntos básicos y puso al país cerca de la zona de rescate, pero el Banco Central Europeo intervino en los mercados con la compra de la deuda española, lo que permitió atenuar la presión.
Pero las malas noticias no cesaron. El gobierno español admitió que el crecimiento en 2011 será en torno al 0,8% y no al 1,3% como se había anunciado, mientras que la Comisión Europea hizo su advertencia a nivel global: el Viejo Continente está al borde de una nueva recesión ante el estancamiento de la economía en la Eurozona y la falta de confianza de los mercados por la crisis de la deuda.
Así, un escenario político condicionado en gran medida por la situación social y económica derivada de la crisis centrará los comicios legislativos -cuyos diputados del Congreso (350) designan al presidente-, que tienen como principales contendientes al ex vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba, del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y a Mariano Rajoy, líder del conservador Partido Popular (PP), el principal de la oposición. Los españoles también elegirán a la mitad del Senado (208).
Según las últimas encuestas, el PP será el ganador, muy por delante del PSOE, al que auguran los peores resultados de su historia y cuyo actual jefe de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2012), reconoce su responsabilidad en los casi cinco millones de desempleados existentes en España y una tasa de desempleo del 21,5%, la más alta en la Unión Europea (UE).
Congelación de las pensiones, aumento de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, reducción del 5% en los salarios de los funcionarios y aumento fiscal son algunas de las medidas de ajuste que hundieron la popularidad de los socialistas.
Precisamente, uno de los argumentos reiterados por Rajoy es que Rubalcaba ha formado parte de un Gobierno con el que hay “tres millones más de personas desempleadas” que cuando el Ejecutivo liderado por José María Aznar dejó el poder en 2004.
Los diversos sondeos publicados por la prensa le atribuyen al partido que lidera Mariano Rajoy, entre 184 y 194 escaños, frente a un máximo de 126 que obtendría el PSOE. El PP vencería con una amplia mayoría absoluta, al superar de largo el mínimo de 176 escaños que establece la ley electoral entre los 350 que componen el Congreso de los Diputados.
De acuerdo con los analistas políticos y económicos consultados, los electores le pasarán factura al partido gobernante dándole un “voto de castigo”. Ramón Zallo, catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad del País Vasco, manifiesta a El Telégrafo que las encuestas van en una misma dirección; el PP triunfaría con una mayoría absoluta y la única discusión sería determinar su tamaño, tras destacar que los comicios se producen en un sistema de alternancia, es decir pasan dos o tres ciclos del gobierno conservador y dos o tres ciclos del socialista y casi seguro que el proceso comprobado se repetirá.
Al parecer -afirma Zallo- el voto de castigo se dará en la jornada electoral por las incoherencias de las dos estrategias que ha tenido el PSOE en la gestión de la crisis desde que empezó: al principio negándola, luego minimizándola y años después aplicando una política durísima en relación con las jubilaciones, la gestión de despidos y el desempleo.
Sin embargo, el electorado votará con una nula confianza en el Partido Popular; es decir su líder tiene una consideración social muy baja, los españoles no han visto cuál es su programa para salir de la crisis, por lo tanto, hay desconfianza en lo que va a resolver. “Lo que las personas quieren decir es que cambie, sin más, que otro tenga la oportunidad, porque la que ha tenido el PSOE la ha desaprovechado”, asegura el analista.
La opinión de Zallo es compartida por Carolina Bescansa, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, quien destaca que la gente no tiene confianza de un gobierno conservador. Las encuestas revelan que ninguno de los líderes políticos en estos momentos tiene una valoración considerable de los españoles. “Rajoy no llega a cinco sobre diez puntos y en términos de confianza despierta muy poca por parte del electorado”, analiza.
En apoyo de esa tesis, la profesora de Ciencias Políticas considera que, a pesar de que los resultados y las expectativas pueden demostrar un amplísimo apoyo al PP, en lo social la lectura de los primeros datos revelan que se trata de un alto grado de descontento con el PSOE, y un apoyo al partido conservador que proviene no tanto de una confianza en las virtudes o las capacidades del PP para levantar la crisis, sino de una expectativa de cambio.
“Recortar donde se pueda”
En el tema económico, Mariano Rajoy dio algunas luces de cómo combatirá la crisis. “Recortar donde se pueda” planteó en una entrevista publicada por el diario español El País.
El candidato conservador afirmó que si gana las elecciones su prioridad serán las pensiones, pero “habrá que recortar” en todo lo demás. “A lo mejor habrá que hacer menos obras públicas, suprimir muchos organismos autónomos, habrá que hacer muchas cosas”, precisó.
Para el analista económico español Álvaro Blasco, la crisis de la deuda que vive Europa exige a los Estados miembros importantes esfuerzos para reducir sus déficits y España necesita ahora un “gobierno fuerte”, dispuesto a pactar con todos, pero con la mayoría absoluta para garantizar el rumbo correcto de nuestra economía.
“En esas condiciones tanto podría valer un gobierno del PP como uno del PSOE. Aunque dadas las encuestas y la desilusión de los que llevaron al Gobierno al PSOE hace casi 4 años, parece que en estos momentos solo el PP puede obtener los resultados que comentamos”, añade.
Crear empleo y racionalizar el gasto deben ser los dos principales objetivos del nuevo Gobierno, independientemente de su signo. Ante ello, Blasco señala que el reto es muy complejo ya que crear plazas de trabajo y reducir gastos al mismo tiempo es una receta de difícil éxito, y sin embargo en la coyuntura en que se encuentra España, ambas cosas son necesarias.
La gran incógnita es ¿hasta qué punto los españoles están dispuestos a sacrificar parte de los logros alcanzados en las últimas décadas?, se pregunta Blasco. “El llamado ‘estado del bienestar’ es algo a lo que todo ciudadano aspira, sea de uno u otro signo político, pero hace falta dinero y con 5 millones de desempleados, menores ingresos del Estado, etc, no hay que ser ningún genio para entender que habrá más sacrificios para los españoles”, pronostica.
“Pelea por lo que quieres” es el eslogan que ha mantenido Alfredo Pérez Rubalcaba durante su campaña electoral y quien ha afirmado que solo con ajustes el país no sale a flote, es necesario “tirar” de la inversión pública, porque si no hay inversión no hay crecimiento.
A pesar de ello, los españoles ya no le creen al PSOE. El catedrático de Ciencias Políticas y Administración de la Universidad de Barcelona, Josep Reniu, explica que eso se pudo “testar” el pasado mes de mayo en las elecciones locales y en la mayoría de Comunidades Autónomas españolas.
En estos comicios, el Partido Popular desplazó a los socialistas de feudos que históricamente habían sido gobernados por éstos desde la recuperación de la democracia a finales de los años 70, complementa.
Reniu destaca que el “voto económico” por parte de los ciudadanos españoles será el gran protagonista del proceso electoral, toda vez que la situación económica y sus efectos (en especial el creciente desempleo) aparecen como la principal preocupación de los ciudadanos españoles. “Es, por lo tanto, un escenario de cambio político condicionado en gran medida por la situación social y económica derivada de la crisis”, precisa.
“Indignados” y Latinoamérica
El grupo que reclamó a viva voz la mala situación económica en España fue el integrado por los “indignados”, movimiento ciudadano que salió por primera vez a las calles el 15 de mayo de 2011 (15M), con el propósito de promover una democracia más significativa y exigir plazas de trabajo.
¿Pero qué tanta influencia ha tenido y tendrá esta agrupación en los resultados de los comicios? El catedrático del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Botella, manifiesta que la consigna más frecuente de los “indignados”, ante todo edificio público es “que no, que no, que no nos representan” y en segundo lugar, nunca un movimiento social ha tenido un apoyo tan alto en la opinión pública española (el 73% se declara, en todas las encuestas, de acuerdo con sus consignas).
Sin embargo, el catedrático indica que el impacto político de los “indignados” será solo indirecto: no tendrá voz política propia, y los grupos más a la izquierda crecerán, pero de modo modesto.
Sin duda -señala Botella- se traducirá en mayor abstención, y en mayor presencia de votos en blanco, o de votos a candidaturas pequeñas y extravagantes (como el Partido Pirata u otros). “El rechazo de los ‘indignados’ a toda manipulación política puede acabar por dejarles en la irrelevancia”, advierte.
Como un movimiento con influencia muy tenue y con un impacto nulo en la campaña electoral califica Josep Reniu a los “indignados”. Los motivos pueden encontrarse en la estructura misma de la agrupación, “sin jerarquía ni organización centralizada”, que si bien presenta aspectos positivos a nivel operativo, también supone contrapartidas negativas en el ámbito de proyección del mismo, considera el analista de la Universidad de Barcelona.
En el tema de Latinoamérica, los analistas políticos no se atreven aún a ver si habrá algún cambio sustancial en el caso de que gane el Partido Popular. A Reniu le resulta difícil anticipar, aunque la relación del anterior gobierno liderado por José María Aznar implicó un cambio substancial en la política exterior respecto al continente latinoamericano, su preferencia se orientó hacia la relación con Estados Unidos y el Reino Unido.
Aunque destaca que esas situaciones están condicionadas por el contexto internacional coyuntural y “es de esperar que Latinoamérica pueda recuperar cierto protagonismo en la política exterior del PP”.
René Zallo, de la Universidad del País Vasco, lo ve de similar forma, pero cree que el partido conservador mirará más a Europa que a Sudamérica.