A 33 años del desembarco argentino en las Islas Malvinas, el 2 de abril de 1982, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la desclasificación de los archivos secretos de la guerra librada con Gran Bretaña.

“Vamos a desclasificar todos los archivos de las Islas Malvinas”, dijo la mandataria en un acto oficial celebrado en Ushuaia, la ciudad más austral del continente y la más cercana a las islas, ante funcionarios nacionales, locales y ex combatientes.

La desclasificación de estos documentos cobra vital importancia en el marco de la virtual paralización de los juicios por torturas y vehaciones sufridas por soldados conscriptos argentinos a manos de sus superiores durante el conflicto bélico, que incluyen casos de homicidio y abandono de persona. “Esto será un impulso para los juicios. Al regresar de las islas, muchos soldados dejaron constancia por escrito de las torturas sufridas y la dictadura escondió esos documentos”, dijo a EL TELEGRAFO el veterano de guerra Ernesto Alonso, presidente de la Comisión de ex Combatientes de Malvinas del ministerio del Interior.

“Las causas están paradas”, dijo Alonso vía telefónica desde Ushuaia, después que en febrero pasado la Corte Suprema de Justicia desestimó un recurso presentado por ex combatientes que pedían investigar los crímenes de lesa humanidad cometidos por oficiales y suboficiales contra soldados consriptos que en ese entonces tenían entre 18 y 20 años. Centros de ex combatientes analizan recurrir a instancias internacionales.

El ministerio de Defensa tendrá 30 días hábiles para desclasificar toda la información referente al conflcito del Atlántico Sur, que costó la vida de 649 soldados argentinos y 255 ingleses. “Es algo que nos debíamos”, dijo la presidenta.

El nuevo aniversario del desembarco -decidido por la dictadura militar que gobernaba entonces el país austral y que dio paso a la guerra- coincidió con el anuncio británico de reforzar las fuerzas militares de las islas por temor a un ataque argentino. Gran Bretaña invadió las Malvinas en 1833 y expulsó entonces al gobernador y la población argentina.Desde entonces Buenos Aires reclama su devolución.

“Vamos a seguir reclamando el diálogo ante la militarizacion. No queremos que se militarice mas el Atlántico Sur”, sostuvo la jefa de Estado. El archipiélago austral “volverá a formar parte de nuestro territorio. No es voluntarismo ni utopía. No se trata de patrioterismo chauvinista, sino de una nacionalización madura, porque el derecho internacional y el diálogo son el camino del reencuentro y de la soberanía”, expuso.

La presidenta rechazó en forma enfática el argumento británico de que Argentina sea un peligro militar en torno a las Malvinas. "No somos un peligro en términos militares, no somos un gobierno que compra armas. Tal vez sí seamos un peligro cuando otros pueblos vean cómo nuestro país ha cambiado la historia", indicó.

"No nos vamos a dejar arrastrar por ninguna provocación, tenemos chapa, historia de política de convivencia y diálogo”, afirmó.

Y añadió: “nos presentan a nosotros como una amenaza justo el día en que el Secretario de Defensa (Michael Fallon) tenía que ir al parlamento inglés a justificar un aumento del presupuesto de 180 millones de libras, cuando hay más de un millón de ingleses que tienen que ir a comer a los bancos de comida por falta de recursos".

“No se preocupen, no pongan una sola libra más, nosotros no somos un peligro para nadie en términos militares, de ofensiva militar. Que la pongan para alimentar a los ingleses, darle trabajo y bienestar", indicó. (I)